Era la madrugada del 26 de Julio, varias bandas de música del ejército estaban en Santiago de Cuba para la celebración del carnaval, la Banda del Estado Mayor radicaba en la capital y tenía los mejores músicos de todo el país, también fue invitada para la festividad.

De la agrupación musical formaba parte el camagüeyano Homero Betancourt, quien tocaba saxofón y clarinete. De regreso al Cuartel Moncada, donde se hospedaban, al terminar las presentaciones Homero iba entrando por la explanada principal cuando le sorprendieron los tiros.

No entendía qué pasaba y sorteando balas logró llegar hasta una posta, donde a todos los músicos les dieron armas y los obligaron a participar de la defensa, la mayoría se negó, pues algo tenían claro: ellos eran músicos no soldados.

Homero Betancourt

Era un músico talentoso, su padre notó el ritmo que seguía con unos palillos de tambor y lo impulsó en su carrera, matriculándolo en la Academia de los Álvarez, ubicada en la calle Pobre, al desarrollarse formó parte de la Banda Municipal de Camagüey, donde era muy mal pagado, al destacar por su habilidades en los instrumentos, mucho le aconsejaron irse a La Habana, así lo hizo, pasó un examen y fue contratado para la Banda del Estado Mayor del Ejército, con la que fue a Santiago.

Después de la amarga experiencia en el Cuartel, donde vio a uno de sus compañeros morir, quedó muy afectado, entendió qué se proponían los revolucionarios con su asalto, también su familia simpatizaba con las ideas de Fidel y aborrecían los abusos de la dictadura imperante.

Pasados tres meses, se fue a la Orquesta de Jaime Camino, con la que viajó a tres países de Latinoamérica y algunos de Europa, con el triunfo revolucionario surgió la orquesta ICRT de la cual fue fundador y en la que se mantuvo hasta su retiro con cerca de 80 años.

Dentro de la agrupación destacaba por las dotes para tocar, tanto que en cada grabación de la Banda Gigante de Benny Moré, su clarín siempre era llamado.

Cuenta su hermana Georgina

Georgina Betancourt Caballero, tiene 96 años y muchos lindos recuerdos de su hermano, al iniciar este acercamiento a la vida de Homero, ya fallecido en 2005, con orgullo asegura que él era un virtuoso de los instrumentos de viento, tanto que tuvo el privilegio de dar clases a Nene Álvarez, (padre del músico Adalberto Álvarez) en su juventud.

Rememora las muchas veces que repasaron el episodio del Moncada, en sus visitas familiares a Camagüey y dice que siempre recordaba con pesar aquella imposición de disparar a los asaltantes, pero su postura siempre fue la misma, el hijo de una familia revolucionaria nunca habría disparado a sus semejantes.

Hoy mirando en el tiempo, cómo el azar llevó a un a camagüeyano al Cuartel Moncada por la Música, veo que la amarga experiencia de Homero, es semejante a la de tantos revolucionarios, que vieron a sus compañeros perder la vida en aquel intento.

Gracias a Georgina por acercarnos a su hermano y a la historiadora Yeni Yeisi Adán Casaña, (compañera nuestra y sobrina nieta de Homero), que por modestia se guardaba esa historia de familia.

La melodía de Homero es un réquiem a la memoria de todos los que, en la mañana de la Santa Ana, abonaron con su sangre la libertad de la Patria.