Sin duda alguna, dentro del movimiento danzario cubano, el Ballet de Camagüe ocupa un merecido lugar. Su amplia trayectoria y excelentes resultados avalan su reconocimiento. El surgimiento de esta prestigiosa compañía en la ciudad tiene sus antecedentes en la labor desempeñada por Gilda Zaldívar Freyre y Martha Matamoros Cordero, a quienes se les debe la introducción e interés de este arte en la población camagüeyana.
No obstante, es Vicentina de la Torre, discípula de la primera y seguidora del camino pedagógico trazado por Fernando Alonso, quien con su esfuerzo, ímpetu y dedicación logra con el apoyo del Ballet Nacional de Cuba, la creación de una compañía propia del territorio.
Es así como el 1ro de diciembre de 1967 tales esfuerzos se consolidan con el nacimiento del Ballet de Camagüey, bajo su dirección, la cual ocupó hasta 1969, cuando regresa a dirigir la escuela provincial de esta manifestación artística.
Aporte del Ballet Nacional de Cuba
Desde antes de su fundación, la prestigiosa agrupación mostró interés en llevar adelante este importante proyecto. Para ello puso a su disposición recursos humanos, técnicos y materiales, que ayudaron a perfeccionar la Compañía desde todas las esferas.
El legado de Fernando Alonso
Disímiles nombres figuran dentro de la compañía agramontina, pero uno de ellos destaca por su encomiable labor a favor de su progreso, el maestro Fernando Alonso, quien desde su faena pedagógica influye directamente en la preparación técnica y la proyección artística para llevarla a la esfera internacional.
Gracias a su tesón, Camagüey se convierte a partir de 1976 en subsede del Festival Internacional de Ballet de La Habana, lo cual -como explica Lourdes María Cepero- permitió su acceso e intercambio con otras agrupaciones, bailarines y coreógrafos. Además, en 1979 tienen su primera experiencia internacional
Mundo coreográfico
En ese año también comienzan a aparecer los primeros trabajos de Francisco Lang, Lázaro Martínez, José Antonio Chávez y Osvaldo Beiro, los coreógrafos que más han contribuido a su repertorio.
Dentro de este confluyen lo clásico, lo contemporáneo y también lo identitario, pues incluye obras que muestran los valores locales y regionales.
Nuevos retos
Aunque con el paso del tiempo ha asumido retos, se ha nutrido de nuevas experiencias y directivas, entre las que sobresale la actual, encabezada por Regina Balaguer, continuadora de sus predecesores; mucho camino le queda aún por recorrer a esta gran compañí.
El Ballet de Camagüey no solo ha confiado en sus bailarines procedentes de diferentes partes del país -quienes dan muestra de la calidad danzaria- como rostro visible, sino también en toda su tropa artística, personal administrativo y otros profesionales que contribuyen para poner en alto su nombre en los planos regional, nacional e internacional, y dar muestras de su calidad coreográfica y danzaria.
Bibliografía:
– Cepero Estrada, Lourdes María. Memoria del Ballet de Camagüey. Editorial Ácana, 2014.
