Nicolás Guillén Urra y La Chambelona en Camagüey

Foto: Cortesía de la autora
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En Camagüey, Gustavo Caballero -como General- y Nicolás Guillén Urra -como Coronel- fueron protagonistas ante el anuncio de la reelección de Mario García Menocal. El 11 de febrero de 1917 comienza la insurrección liberal encabezada por José Miguel Gómez con respaldo del ejército, llamada La Chambelona.

El historiador Rolando Rodríguez subraya que los amotinados de Camagüey encerraron al Gobernador Sánchez Batista y al Alcalde de la ciudad, Francisco Sariol. Se sumaron al levantamiento el Gobernador electo, Enrique Recio, y el ya aludido gobernador Gustavo Caballero.

García Menocal envió a Camagüey al Coronel Eliseo Figueroa, con tropa suficiente para sofocar al alzamiento; pero sucedió lo contrario, se unieron al levantamiento.

Otras acciones

Dos pueblos de Camagüey habían sido tomados por los rebeldes. Se calcula que tres mil fusiles de reserva con sus municiones estaban en manos de los alzados de Camagüey y Oriente.

Los rumores de que en Camagüey se había formado un gobierno provisional encabezado por Enrique Recio, eran fuertes.

Gustavo Caballero, quien se había dirigido hacia el este, acampa en la finca La Matilde. Nicolás Guillén Urra parte hacia el sur.

El 26, las tropas del gobierno llegaron a Camagüey, reconstruyeron puentes del ferrocarril y aumentaron las operaciones para reducir a los insurrectos de la provincia, precisa el investigador Rodríguez.

Restablecimiento del orden

También el 26, el Coronel Pujol ocupó Camagüey y restableció el gobierno civil. A su mando tuvo ochocientos hombres, interviene 47 vehículos, entre autos y camiones. Según el escritor Manuel Villabella, es la primera fuerza motorizada en América y la segunda en el mundo. En el teatro de operaciones de Camagüey, el ejército no le había dado tregua a Caballero, y el 21 de abril lo derrotó y capturó.

Desenlace

El 21 de abril, Caballero es conducido a Nuevitas en el último vagón de un convoy, separado de todos para asesinarlo, balaceado por un sargento; aunque oficialmente consta que falleció por heridas de combate, sentenció Villabella.

Mientras tanto, en la finca San Ramón, Guillén Urra corría similar destino. Su hijo, el poeta nacional, Guillén Batista, afirma que: “Ellos no murieron combatiendo, no hubo enfrentamiento alguno, sencillamente los asesinaron, posiblemente aquí mismo, porque no iban a cargar con los cadáveres, atravesar montes, para echarlos aquí y ni siquiera enterrarlos”.

En este sentido, el investigador Rolando Rodríguez anota: “Todo lo lamentable y sangriento suceso del alzamiento de La Chambelona quedó zanjado un año más tarde, cuando García Menocal, bajo la presión de los congresistas liberales que se negaban a votar los presupuestos de guerra, en tanto no se dictara la amnistía para los insurrectos, el 18 de marzo de 1918 hizo aprobar la disposición. Esta perdonaba a los participantes «en los delitos cometidos en el movimiento revolucionario de 1917», y comprendía tanto a los alzados como los de las fuerzas gubernamentales. El ambiente anti – corrupción fue ganando terreno.

Fuentes:

– Rodríguez, Rolando (2012) República rigurosamente vigilada. De Menocal a Zayas. Tomo I, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.

– Villabella, José Manuel (2013) Guillén romance de Pueblo Viejo. Editorial Ácana.   

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