Cuba celebra cada 8 de junio el día del jurista, en honor a la fecha en la que Ignacio Agramonte se graduó como licenciado en Derecho Civil y Canónico. Mucho se habla de las hazañas de El Mayor en las luchas por la independencia, sin embargo poco se dice de su faceta como abogado antes de incorporarse a la insurrección y del proceso para conseguir tal distinción.
Según el investigador camagüeyano Fernando Crespo, a las tres de la tarde del 8 de junio de 1865 a Agramonte le fueron presentadas las boletas 2, 8 y 57. Después de escoger la número 2 cuyo tema abordaba: Estudio bajo el punto de vista del principio racional, sobre el derecho reformado por Justiniano en comparación con el anterior a su época, y pasar tres horas en incomunicación para la preparación de la respuesta, Agramonte disertó a viva voz ante los catedráticos.
Eso le valió para recibir la nota de sobresaliente.Para el día 11 de junio se efectuó el ceremonial de investidura como Licenciado en Derecho Civil y Canónico.
Luego de graduarse Agramonte ejerce como abogado en uno de los bufetes más importantes del barrio de Guadalupe en la Habana y después de convertirse en Doctor en Derecho Civil se traslada definitivamente a Camagüey, para casarse con Amalia Simoni e integra junto a algunos parientes el famoso colegio de abogados de Puerto Príncipe. El Mayor lleva consigo toda esa sapiencia del mundo de las leyes a la lucha por la independencia.
Al respecto Fernando Crespo nos comenta: “Ahí precisamente está su brillantez como jurista, que todo lo que estudió, todo lo que él pensó en su proyecto de Revolución, de cambios en Cuba, lo llevara al campo insurrecto.
Tal es así que hay algo muy curioso, la Revolución estalla el 10 de octubre, Camagüey se incorpora el cuatro de noviembre, Agramonte el 11 de ese propio mes y ya en febrero hay un decreto, en Sibanicú, del Comité Revolucionario de Camagüey dónde se proclama la abolición de la esclavitud, y lo más importante, el desconocimiento de las leyes españolas.”
A Agramonte la vocación por la abogacía le venía de familia. Este joven de Puerto Príncipe, plasmó todos sus conocimientos sobre derechos en la conformación, en Guáimaro, de la Primera Carta Magna de la Republica en Armas y defendió cada uno de sus ideales hasta caer en combate ese fatídico 11 de mayo de 1873.
Su impronta y pensamiento hoy son guías de cada jurista cubano, quienes no pasan por alto la fecha y continúan con su labor de construir una sociedad más justa y democrática.


