El tributo de los ferroviarios a sus Mártires

Fotos: Cortesía del entrevistado y José A. Cortiñas Friman
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Siempre escuché decir a mi familia ferroviaria que para el gremio es muy importante honrar la memoria de los héroes, y rendir eterno tributo a los compañeros caídos en la defensa de la patria.

Por eso, al acercarse la fecha que marca el natalicio del primer mártir camagüeyano caído en las luchas clandestinas contra la dictadura de Batista, Mario Aróstegui Recio, creo oportuno señalar que los tres bustos que recuerdan al joven asesinado con tan sólo 26 años, fueron iniciativa de los ferroviarios de esta ciudad.

Los detalles

Para recopilar los detalles sobre la fundición y emplazamiento de los tres obeliscos idénticos dedicados al revolucionario, conversé con Ricardo González, miembro del Departamento Técnico de los Talleres Ferroviarios y una suerte de historiador apasionado, con todo lo que involucre la presencia de los ferroviarios en el devenir del territorio.

Con mucho orgullo recuerda que los jóvenes de los años 80 del pasado siglo, en los talleres, asumieron la iniciativa de forjar los bustos. Para eso se auxiliaron de especialistas santiagueros y finalmente, emplazaron el primero en 1984, en la propia sede.

El segundo fue ubicado en 1990 cerca del sitio donde apareció su cuerpo masacrado, en el puente sobre el río Mabay, que conduce de Bayamo a Manzanillo.

Una pausa de su voz me avisa que está emocionado, pues recuerda que al fundir el pedestal sobre el que colocaron el busto todos los participantes anotaron sus nombres en una hoja de papel y, en gesto solemne, la echaron a fundir con el cemento, dejando así un tributo personal a su compañero.

El tercer busto tuvo dos destinos, el primero en el parque que lleva su nombre a la entrada de la calle República, en la intercepción con Van Horne, y luego fue reubicado por la Oficina del Historiador en el  complejo deportivo Mario Aróstegui Recio, localizado en el reparto La Vigía.

Allí, cada 30 de septiembre en modesto acto de recordación, se da a conocer a los estudiantes de la escuela cercana quién fue este camagüeyano, primer mártir de la lucha clandestina contra Batista; quien se consagró a sus 27 años a luchar por una Cuba libre de abusos y opresiones.

Otras notas de interés

Sigo conversando con Ricardo, este ferroviario con más de 50 años en el gremio, que se retiró y en menos de dos meses ya estaba de regreso, pues su vida está ligada a la vía férrea y su historia; la que trata de reconstruir con sus investigaciones.

Cuenta que, desde muy joven, comenzó a visitar a los ferroviarios mayores para buscar información de cualquier especialidad y allí descubrió su pasión por la historia.

Gracias a su bonita inclinación hoy logramos desempolvar hechos relacionados con el homenaje a Mario Aróstegui, quien también fue trabajador ferroviario. Mario tuvo chapa del gremio con número 9278 y prestó sus servicios en la zona de carga, conocida como el expreso, en 1943.

Conocer que los tres bustos que recuerdan al joven camagüeyano fueron obra de los talleres ferroviarios de Camagüey es un honor para esa hermandad, que como bien resume Ricardo en un pensamiento martiano: “la capacidad para ser héroes se mide por el respeto que se tributa a los que lo han sido”. 

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