La familia de la biotecnología camagüeyana: Aylin (II)

Fotos: Cortesía de la autora
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Aylin Nordelo Valdivia, quien es hoy la jefa del Departamento de Investigación y Desarrollo, fue una de las estudiantes vinculadas a la biotecnología desde sus prácticas preprofesionales. Allí llegó muy joven, y se enamoró de aquellos laberínticos pasillos y de las enormes estancias de vidrio.

Son suficientes ya sus años de labor para afirmar con total certeza que la institución científica se caracteriza por un alto compromiso, el que comparte con los nuevos científicos que se unen a la gran familia. Los más expertos mantienen sus raíces muy claras, conviven con los fundadores y sienten orgullo de eso.

Compromiso y sentido de pertenencia caracteriza a su personal, pues prometieron asumir con responsabilidad cada tarea y reto que hoy se materializa en sus producciones.

Una elevada cuota de sacrificio

Ser una mujer de ciencia lleva altas dosis de sacrificio, y además diputada a la Asamblea Nacional -elegida por sus pacientes del territorio de Minas, quienes agradecen la investigación del tratamiento para pie diabético- representa una cuota adicional. De eso puede dar fe su familia, la que siempre queda cubriendo la retaguardia para que Aylin pueda llevar adelante sus metas y sueños.

A su niño Pedri no le falta la oportunidad para ir al paseo del San Juan y disfrutar de los tambores, como tanto le gusta desde pequeño. Ella milita en las filas de las mujeres camagüeyanas que llevamos casa, familia y profesión sin dejar de lucir hermosas y elegantes y disfrutar de las artes que oxigenan el alma.

El compromiso está en pie

Al inaugurar el Centro, Fidel les pidió grandes resultados de su labor y así ha sido. Defienden su misión de llevar adelante la ciencia en la agricultura, y la cumplen entrelazando generaciones anteriores con las nuevas.

Tres productos líderes prestigian al CIGB camagüeyano, el inmunógeno Gavac contra la Garrapata del ganado bovino, el bio-producto HeberNem-S contra nematodos en plantas, y la vacuna Porvac contra la peste porcina clásica.

Poder comercializar sus productos es motivo de orgullo. El ciclo productivo culmina allí, dejando como saldo divisas al país, tan necesarias para ingresar medicamentos y otras materias primas, además de garantizar salud humana desde la salud animal y la buena calidad de los bienes obtenidos de la tierra.

Visualizar a la joven científica es una manera de homenajear a estos héroes invisibles que investigan para el bienestar social y deben horas a sus almohadas, cuando llega el momento clímax del proyecto y se quedan toda la madrugada esperando el resultado hasta el amanecer.

Para ellos, y para Aylin, nuestros aplausos.

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