En el Día de la Medicina Latinoamericana, en honor al eminente científico camagüeyano Carlos J. Finlay, no son pocos los ejemplos de altruismo que podemos traer a colación. Yo les propongo acercarnos a un joven que fue hasta Italia a enfrentar la COVID-19, para orgullo de su familia y de la patria.
La llegada a la patria
Ya conocía la historia del joven Dr. Rubén Martínez por su padre Ramón, quien con mucho orgullo nos contó sobre la partida a Lombardía de su hijo, la región más infectada por el Coronavirus en Italia.
Al televisar Cubavisión el regreso de la primera brigada del contingente Henry Rive en directo, vino a mi mente aquella historia y como conservaba su teléfono, llamé a Ramón para preguntarle cuál era Rubén, emocionado y con la voz entrecortada me dijo: el de la guitarra que está en primera fila, estoy muy feliz y orgulloso.
Lo que vino después de la partida
Primero vino el miedo, la preocupación, pero a la vez eran sentimientos encontrados; porque la confianza en que Rubén Martínez, como todos los médicos cubanos están bien preparados y les sobra corazón para enfrentar cualquier cosa, no se discute.
Pronto las penas se desvanecieron, cuando iniciaron su comunicación casi diaria y el joven doctor camagüeyano le mostró a la familia toda la seguridad y el rigor con que trabajaban, amén de las largas y agotadoras jornadas que enfrentaron.
También les contó sobre el aplauso con que los recibió aquel pueblo agradecido y las muestras de gratitud que los colmó de abrigos y cobijas, para sobrevivir al crudo invierno de aquel lejano país europeo.
Los héroes de batas blancas nos enorgullecen. Todas las noches, aún Cuba aplaude a los galenos de cualquier latitud y a los héroes anónimos que los asisten, en el enfrentamiento a la pandemia y otros males. Hoy desde la tierra de El Mayor, el joven doctor Rubén Martínez hace honor a su gentilicio de agramontino, y mucho nos complace saber que uno de los nuestros estuvo allí para salvar tantas vidas.
Gracias a su padre por contarnos esta historia, que es la de muchos cubanos. Rubén partió con su mochila del lado del corazón y su guitarra a brindar salud y alegría a los necesitados…para él y para todos va nuestra ovación.


