Mirar en azul a través de Liliam

Foto: José A. Cortiñas Friman
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Este viernes, Liliam Mendieta Sosa no se quedó en casa. Tampoco lo hizo durante el fin de semana. ¿Por qué? Ella es la mamá de un niño con diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

En medio de su vorágine diaria y las actividades a propósito del 2 de abril, Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, hizo todo lo posible para contestar las preguntas de esta muchacha que quiere compartir una historia en azul.

La voz de Liliam sobresale entre los sonidos que se cuelan entre lo que sucede hoy en el Casino Campestre de Camagüey. Me cuenta, vía WhatsApp, que está allí porque resulta una fecha para socializar, y que de esta manera las personas ganen en conocimiento sobre el Trastorno. “Este diagnóstico requiere amor y atención”, sentencia.

“Los pasacalles, por ejemplo, son muy importantes para que la sociedad respete la neurodiversidad”, agrega. Y entonces repaso las fotos del pasado 31 de marzo y ahí está vestida de azul, el color que representa a quienes viven con TEA y a sus familias.

“Se asemeja al mar: cuando está azul claro, es tranquilo y tierno, y así están nuestros niños a veces; y de momento el mar se puede tornar de un color azul prusia, y así también puede suceder con sus conductas. Es difícil”, explica Liliam.

Termino de escuchar el audio sin transcribir sus palabras. Liliam me habla de sus dos hijos mellizos, de cómo desde pequeños van a teatros, restaurantes, cines… “Es un reto, es mi reto. He logrado que se inserte en la sociedad y se sienta bien y a gusto”.

En este logro mucho tiene que ver la escuela especial Héroes del Moncada, un lugar que ella describe como un refugio. “Allí lo protegen, lo educan y nos ayudan. Es una gran familia”.

Es la familia que está en abril y todos los días; como Liliam -quien vive en azul, el color que siempre prefirió.

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