Si caminas la calle Ignacio Agramonte en horario matutino, el tráfico y el ruido hacen de la zona un área agitada; sin embargo, si traspasas el umbral de la casona marcada con el número 5, justo frente a la iglesia de la Merced, encontrarás un oasis de paz y silencio.
Te invito hoy a mirar desde la acera el escudo de la familia Recio, la hermosa fachada con balcones individuales y otro corrido, enmarcada en arco carpanel; la altitud señorial, muy parecida a las casonas habaneras del siglo XVIII. Todo ello, instan a un viaje de más de una centuria, por la que fuera la casa de una de las familias camagüeyanas de más valor y renombre.
El revólver de Agramonte
Una vez dentro, tuve que esperar a que terminara un recorrido con estudiantes de enseñanza secundaria. Mientras aguardaba por las especialistas, Claudia Farfán (veladora de sala) y Analé Cutiño (Museóloga), la imaginación comenzó a volar y, en silencio, me sumé a los alumnos.
Todos estaban alrededor de la vidriera donde se guarda el revólver que perteneció a Ignacio, el arma con hermosa empuñadura de nácar, tenía gran precisión para su época. La Colt 36, modelo 1851, le fue obsequiada por el coronel Rafael de Quezada y Loynaz en 1869, y acompañó a El Mayor durante los años de lucha, hasta su caída en combate en 1973.
Allí, junto a su cadáver, fue encontrada por los españoles, quienes se la apropiaron como trofeo de guerra; permaneciendo en España durante 55 años.
En 1928 fue devuelto a Cuba y en 1973, al conmemorarse el centenario de Agramonte, cuando la casona abrió sus puertas como museo, se entregó el revólver al sitio. Desde entonces, constituye uno de sus más preciados tesoros.
Nota curiosa
Según fotos de la revista Bohemia, para la apertura del museo el 11 de mayo de 1973, el nieto de El Mayor, Ignacio Agramonte Betancourt, fue quien cortó la cinta para dejar abierta al público la institución. Se materializaba así una idea del Comandante en Jefe Fidel Castro, para honrar la memoria de nuestro héroe epónimo.

Seguimos el viaje y Pedrito, uno de los estudiantes asistentes a la visita guiada, se nota deslumbrado ante el arma de fuego; pregunta si aún tiene balas y cómo lograron regresarlo después de tantos años. Rosemary, otra de las adolescentes, quiere saber dónde quedó su machete; y Anita, se ha quedado muda ante la camisa roja que pertenecía a Ignacio.
Contrastes
Al ver tantas bellezas, que recrean el estilo de vida de la época, se nota que nos encontramos en un hogar de familia adinerada.
Pero hablando de valores sentimentales, nada es comparado con la camisa roja con que Ignacio fue al combate de Cejas de Bonilla, en la localidad de Minas. La prenda, raída por el paso de los años, refleja el color de la sangre derramada en la manigua, así como la inconformidad y la valentía del Bayardo.
Esa acción, efectuada el 28 de noviembre de 1968, fue considerada su bautismo de fuego.


Va a concluir la visita de los alumnos de secundaria, la museóloga los acompaña hasta la salida y viene a mi encuentro, por si quiero conocer algo más.
Le agradezco por su gentileza, pero creo que, con el acercamiento a esas dos pertenencias de Agramonte, tuve inspiración suficiente para lograr una conexión mágica con el pasado.
El museo Casa Natal de Ignacio Agramonte, combina la magia y la belleza del tiempo, es la cuna del abogado y líder mambí más querido por los camagüeyanos y guarda entre sus tinajones la evocación de uno de los ejemplos de entrega y sacrificio, más hermosos de la historia patria.


