Un amor para siempre en la vida de Jorge Navarro: el periodismo

Foto: Cortesía de la autora
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“Quien lleva el periodismo en las venas difícilmente puede apartarse de esa profesión, ni jubilado. Ese amor es para siempre.”

Eso nos dice Jorge Navarro Torres, quien por tradición familiar llegó a la imprenta del periódico El camagüeyano. Muy pequeño vio la transformación de la prensa camagüeyana y decidió sumarse a su padre, como aprendiz de linotipista.

Su padre, también llamado Jorge Navarro y conocido como El Cubano, era impresor de ese periódico; una profesión ya poco común. Allí comenzó “El Cubanito” a asomarse a las letras y al olor de la tinta; a la vuelta de más de 50 años de labor, tiene mucho que contar.

Trayectoria

Navarro, apodado en el gremio por “El Cubanito”, dejó de ser aprendiz para superarse en la antigua Unión Soviética y regresar como técnico impresor. De tanto leer la prensa plana en cada edición, se fue despertando su interés por las notas deportivas y se unió al movimiento de corresponsales voluntarios del INDER; labor que mantuvo con mucho entusiasmo hasta finales de los años 90, cuando pasó a atender el Departamento de prensa en la Dirección de Cultura.

Aunque los deportes y la cultura son sectores diferentes, el salto le resultó muy agradable, porque sin dejar de mover sus trebejos, comenzó a reportar todo lo que nuestra rica cultura local genera cada día.

Un recuerdo agradable

La fondita de Clotilde Torres, su mamá, era punto de encuentro frecuente para los actores del Conjunto Dramático de Camagüey, donde muchos afamados actores de hoy iniciaban su vida artística. Para sus estrenos siempre había invitación especial para la Familia Navarro-Torres, que además de brindar una sazón especial, acogía el arte con placer.

Así, su padre le compró un violín a Jorge Jr., para adentrarlo en las artes, pero el chico era más de deportes y su oído musical no dio para mucho; sin embargo, la sensibilidad artística estaba allí solapada y al atender el sector pudo disfrutar su tránsito.

A comienzos del 2000 fue contratado en la Emisora Provincial, de allí, en 2004 y con la apertura de Radio Camagüey (Emisora Municipal), entró y se quedó como reportero hasta su retiro.

En La Radio

Fue allí donde nos conocimos y echamos a andar nuestra amistad y compañerismo, que ya supera los 20 años, pues Navarro era el padre de todas las periodistas jóvenes que allí iniciamos; también se creía padre de nuestros hijos, de los que siempre estaba pendiente, dispuesto para cualquier ayuda.

Entre los muchos sectores e instituciones que atendió dentro de la radio, estaba la Oficina del Historiador, una entidad a la que quiere y admira, porque además de darle belleza y vitalidad a la ciudad, en su criterio, le ha dado un lugar en la historia a personas olvidadas; esos anónimos que conforman la gran historia y quienes aportaron mucho a la patria.

Momento sentimental

Fue una mañana de recuerdos y vivencias en la salita de su casa, donde no falta el librero y varios ejemplares del periódico Adelante. Pudimos reírnos, revivir lindos momentos en que cruzamos trabajos y tensiones para informar a nuestros oyentes, pero de los que siempre salíamos felices, por el gran equipo de reporteros que fuimos. Entre ellos estaba Lizandra Góngora (como jefa de información,“la jefatina”), Miguel Febles, Gleibis Gómez, Víctor Prieto y quien hoy les cuenta; entre otros que pasaron después  y dejaron su huella.

En 2019 Navarro se jubiló, pero continúo colaborando con los temas deportivos en la emisora, hasta que vino la pandemia de Covid y dejó de trabajar; pero dice que no está retirado, en cualquier momento busca cómo seguir detrás de la noticia.

Su gratitud eterna va para sus padres que lo impulsaron a ser periodista y también para sus profesores y colegas, que ya no están: Armando Boudé y Rolando Ramírez; espera no haberlos hecho quedar mal en su empeño y, sobre todo, por defender la credibilidad y el respeto en cada una de sus noticias.

Según me confesó, entre algunas lagrimitas de emoción, él es periodista las 24 horas del día y, además, un fiel amante de su tierra; no abandona el placer de informar, por lo que periódicos y radio siguen presentes en su día a día.

Ya de salida le pregunto: ¿si no fueras camagüeyano de dónde te gustaría ser?, y con un nudo de emociones que cortan su voz me dice:  “me vas hacer llorar, pues no me concibo en otro lugar que no sea mi Camagüey.”

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