Mortales ingredientes,
armaron al Mayor.
Luz de terratenientes
y de Revolución
Silvio Rodríguez
Se celebra el 179 aniversario del natalicio de uno de los padres fundadores de la nación cubana, «aquel diamante con alma de beso», como lo definió José Martí, él que nos enseñó a pelear con la Vergüenza y a quien la historia lo reconoce como El Bayardo o El Mayor.
En Camagüey resulta embarazoso hablar de Ignacio Agramonte Loynaz, desde los niños hasta las personas adultas conocen distintos pasajes de su historia, de su pensamiento revolucionario, su estrategia militar, el valor, la gallardía, intransigencia y sencillez, su relación con Amalia, hasta los desencuentros con Carlos Manuel de Céspedes. Su ejemplo conduce a uno de los orgullos legítimos en la provincia cuando somos identificados por el gentilicio de –agramontinos – único caso en Cuba.
El héroe epónimo de Camagüey ha inspirado a poetas, artistas de la plástica, cineastas, coreógrafos de ballet, danza y músicos. Algunas obras han sido menos recordadas como la puesta en escena del ballet Al Mayor en 1977, por la compañía de Camagüey, bajo la dirección general de Fernando Alonso, con el rol protagónico del bailarín Gustavo Herrera, guión de Eduardo Vázquez, el diseño de Otto Chaviano, la partitura musical a cargo de Rembert Egües y la asesoría del historiador Gustavo Sed Nieves.
Sin lugar a dudas la canción El Mayor, de Silvio Rodríguez es la que más se conoce, convertido en el himno que identifica la «patria chica», el que se canta en nuestros corazones, no importa lo inarmónico que seamos desde aquel inmemorable 11 de mayo de 1973, cuando en la plaza San Juan de Dios en el acto central por el Centenario de su caída, fue interpretado por primera vez por Silvio Rodríguez; acompañado del Grupo Experimentación Sonora del ICAIC.
El poeta y cantautor ha rememorado el nacimiento de esta obra imprescindible para los camagüeyanos. Su encargo fue realizado en 1973 por Giraldo Mazola Collazo para estrenar en la Jornada por el Centenario de la muerte de Ignacio Agramonte.
Recuerda Silvio que le habían pedido que hiciera la canción inspirada en el paradigma cubano, patriota que desde niño había atraído su atención no solo por las muestras de heroísmo, sino también por su vida personal.
A pesar de los documentos que recibió del partido fue en la Historia de la Guerra de los 10 años, de Ramiro Guerra y otros textos donde encontró aspectos que ya conocía pero que le devolvieron la mirada humanizada de un hombre consecuente con su tiempo.
Al conmemorarse aniversario de la letra y la música, en al menos dos versiones que no terminaban de convencer al autor, y faltando apenas unos días compuso la versión archiconocida, realizó los arreglos y grabó la música. Al enterarse de la respuesta no podía creerlo aún, porque debía interpretarla en vivo junto al Grupo Experimentación Sonora del ICAIC en el acto donde estaría el Comandante en Jefe Fidel Castro. Sus acordes devolvieron al héroe que todos conocemos en una poética inigualable.
Destreza en la esgrima.
Sucesos como un preso.
Amalia abandonada.
Por la bala, la vergüenza, el amor…
El 23 de diciembre de 1991, para festejar el 150 aniversario del natalicio de Agramonte se decide colocar en la plaza San Juan de Dios una tarja en bronce con la letra de la canción, reclamo de los camagüeyanos y en especial de los habitantes del entorno, lugar sagrado en la ciudad, porque cercano al sitio, en el antiguo Hospital de San Juan de Dios, estuvo su cadáver en 1873.
Hoy, los que visitan la plaza cantan junto a los agramontinos
Va Cabalgando,
El Mayor con su herida,
y mientras más mortal el tajo
es más de vida
Va cabalgando
Sobre una palma escrita,
ya la distancia de cien años
Resucita.


