Cinco siglos parecen suficientes para consolidar historias, costumbres y tradiciones en el imaginario de una determinada colectividad humana, sin embargo, contextos, fechas y otros acontecimientos relativos a la primera etapa del proceso de conquista y ocupación del espacio regional camagüeyano aún continúan suscitando nuevas interpretaciones y controversias.
Se recordará que en las crónicas relativas al Camagüey en ocasiones los cronistas parecen empeñados en invisibilizar o pasar a segundos planos a nuestros aborígenes a pesar de ser estos los primeros en trabar contactos con aquellos, resistirse a su sometimiento y trabajar para ellos. Nada más importaba a la banda guerrera. De ahí que las historias que comenzaron a ser escritas ponderaran las concepciones de la Europa medieval y nada a resaltarse a la macrorregión del centro oriente insular poblada por grupos etnolingüísticos aruacos. Eran crónicas e historias con una mirada idílica acerca del primer contacto europeo-aborigen.[1]
Fechas para el debate
Influyó en esa mentalidad el hecho de que la conquista y la ocupación de la ínsula era alimentada por la convicción de que la misma se debía a una obra de la providencia divina y con la que se cristianizaría o extirparían idolatrías a los barbaris o «razas inferiores» y así acallarse sus espíritus heréticos y facilitarse la ocupación pacífica. Las fechas y los detalles de cómo proceder eran asuntos secundarios en esa campaña militar, lo que importaba era el tiempo cronológico para vencer con rapidez a los indígenas. La carta de relación de Velázquez al rey de 1ro de abril de 1514 es desordenada y justificativa de los actos predatorios y hasta engañosos acontecidos.
En esa coyuntura, la fecha del 2 de febrero de 1514[2], presumible fecha de fundación de la villa de Santa María del Puerto del Príncipe, fue aceptada por la historiografía empero el acta que debió referirlo no ha sido hallada. De modo que la breve alusión a esa data aceptada provino de la tradición oral.
El dominico Bartolomé de Las Casas que recorrió el territorio, en 1513, pudo precisarlo porque estuvo allí. Aquí el clérigo se limitaría al proyecto de crear la villa en el cacicazgo o «provincia de Yumaysí», construirse la iglesia y hacer trabajar a los indios lucayos. Ninguna fecha que precisase día de “fundación”.[3]
Luego la villa se desplazaría a la aldea de Caonao[4], -tampoco sabemos la fecha exacta-, territorio en que aborígenes sublevados harían huir al “cabildo fantasma”, en diciembre de 1527, al menos, hasta que dicha estructura gubernativa se asentase entre los ríos Hatibonico y Tínima, el 6 de Enero de 1528, sexto día del primer mes del año de connotación particular con la concepción judeo-cristiana.[5]
Por el informe dirigido al gobernador Manuel de Rojas y el de creación de la hacienda Macurijes, es deducible lo sucedido aunque no fuese reseñado en documento alguno de los militares lo verdaderamente ocurrido en la refriega en la que los rebeldes hicieron huir a los conquistadores y trasladar la villa al centro regional, suceso escasamente abordado por la historiografía.[6]
Del día 6, fecha de creación del Pueblo Nuevo, y en lo sucesivo, de los aborígenes no se diría más como no fuera para acusarlos de sus actos hostiles contra los españoles y quema del poblado. Por todo, sería conveniente visibilizar más a los verdaderos protagonistas de la historia y a reflexionarse con más hondura en esas fechas fundacionales de nuestra matria regional.
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[1] Para comprender esas mentalidades de los conquistadores remito al lector al texto de Enrique Florescano: Historias de las Historias de la Nación Mexicana, México, Edit. Taurus, 2002, p. 97.
[2] Algunos historiadores cubanos y españoles aceptaron la fecha del 2 de febrero de 1514 sin apoyatura en el presunto documento que debió rubricar Narváez relativo al sitio fundacional de la villa principeña. El 2 de febrero los marinos canarios celebraban la fiesta de Santa María de la Candelaria, la que siglos después pasaría a ser nombrada patrona titular de Puerto Príncipe y colocada su imagen en altar en la Iglesia Mayor de la villa.
[3] Sugiero consultarse el texto de la historiadora camagüeyana Amparo Fernández y Galera Cultura y costumbres en Puerto Príncipe, siglos XVI-XVII, de la Editorial Ácana, 2005, pp. 17-18, en que se cita la Memoria del teniente de cura de la Iglesia Mayor de Puerto Príncipe Pbro. Ramón Antonio Miró en que alude a enterramientos en dicha parroquia desde el año 1513. Por cierto, fecha que coincide con el del arribo de la expedición de Narváez y Las Casas al Camagüey, presumiblemente en la primera quincena de ese año. Por su parte, Narváez y Las Casas se reencontraron con Velázquez en el centro de la Isla, el 23 de diciembre de 1513.
[4] El Caonao al que se alude no parecer coincidir con el sitio donde habría sido realizada la matanza de aborígenes, en 1513, mientras la hueste guerrera se desplazaba por el Camagüey para adentrarse en la región central de Cuba.
[5] Un historiador de la historia complaciente del siglo XX escribiría que el cacique del lugar los acogió amigablemente con los brazos abiertos.
[6] Tipo de derrota no aceptada por las mentalidades de los brabucones conquistadores españoles del siglo XVI.