El Titán, más allá del bronce

Fotos: Cortesía de la autora
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Honor, es el código perfecto del carácter de Antonio Maceo Grajales. Sólo sus méritos le validaron para transitar del puesto más humilde de soldado al más alto: General. Valiente entre los valientes. Consumado político y estratega. No fue el hombre que “nunca” se equivocó. Manifestó a su esposa, María Cabrales, ser el motivo de su adoración. Y en su hijo… Antoñito… perpetuó su entereza.

Maceo. Ante la esposa indispuesta

Después de diez años de lucha, y en la pobreza, pidió socorro a un amigo para atender la dolencia de María y le escribe:

Kingston, abril 8, 1881.

Amigo Timoteo:

Con motivo de la enfermedad de María me veo obligado a empeñar algunas prendas para venir en auxilio de sus necesidades; las cuales se las remito a V. para si puede darme cuatro libras sosteniéndolas en su poder hasta tanto pueda yo sacarlas. No le propongo el empeño porque sé que V. no lo haría; pero sí le ruego tenga las prendas en su poder hasta que yo las recoja.

Suyo affmo. Amigo.

  1. Maceo

Con delicado respeto aclara que no es un empeño, solo un aval de confianza y gratitud que dejó en manos del amigo, quien le respaldó para atender la salud de su adorada esposa.

Estas últimas palabras fueron el inicio de una misiva en 1895 esta vez ocupado por la salud emocional, de María.

Limón, marzo 25, 1895

Mi siempre adorada esposa:

También contigo quiero guardar silencio; no deseo que sufras con la horrible tempestad que me ha empezado a subirse a mi cabeza; que no te duela el corazón, lleno de dudas y temores, quiero que sea feliz ignorándolo todo. Allí está mi correspondencia, tú la tienes; ella da luz, y la que te incluyo completa la obra. Guarda con cuidado todos los papeles; ellos se encargarán de decir lo que yo prefiero callar.

¿Qué es lo que los papeles se encargarían de decir lo que Maceo prefería callar a su adorada? ¿Por qué le pide a su amada que no le duela el corazón, que sea feliz ignorándolo todo? Aunque, le subraya, que los papeles que ella debe guardar develan el silencio. Es decir, quedó confirmado.

Maceo y Antoñito, el vástago

Antonio Maceo Maryatt, hijo reconocido por el Titán de  Bronce nació el 12 de mayo de 1881 en Kingston, Jamaica. El exilio…esa distancia forzosa…tentó el nacimiento de este hijo natural, fuera del matrimonio. En el contexto de la primera carta expuesta en este texto, durante la dolencia de María, nótese la fecha, armoniza con el nacimiento del pequeño. Se respiran padecimientos del alma.

En el año1895 tenía ya 14 años el jovencito, fecha en que escribe la segunda carta que está en este texto.

Ciertamente, la Cabrales, amó a su esposo, lo acompañó siempre. Su viudez en plena juventud, fue su más digna elección, aunque tuvo total conocimiento del descendiente, que también él daría continuidad a la memoria y genética del Titán. A ella, el inclemente ambiente en los campos insurrectos, pudo despojarle de la anhelada concepción. Perdonó y amó. Respetó el silencio. Se ofreció feliz y con decoro también a su Patria.

Maceo se ocupó siempre de la manutención de su niño, su educación, su salud: María bien, y bien el chiquitín amigo, que hace poco tuvo un catarrito. Escribió. A partir de 1891 los dos Antonio se reúnen en Costa Rica, el General, lo matricula como interno en un colegio de la ciudad de Cartago. Y hasta 1895 están en contacto padre e hijo.

Antonio Maceo Maryatt, eligió vivir en la Patria de su padre: Cuba

La prensa de la época, El Mundo, anotó:

Alto, bien plantado, de simpática figura y rostro bondadoso e inteligente, lleva en la mirada algo de la mirada de su glorioso padre, como sello de inmortalidad de su nombre. ¡Antonio Maceo!

Ingeniero Civil, casado con la señorita Alicia Mackle, distinguió la Patria de su padre para establecerse. Cuba lo cautivó. El amor patrio del padre quedó impregnado en él. Y se prohijó cubano, aunque nacido en Jamaica.  Aguantó escaseces en sus años universitarios, pero perseveró, no claudicó, se mantuvo en sus propósitos de ser un profesional de mérito y lo logró. Avezado en las ciencias, recto en sus principios se ganó el respeto de sus contemporáneos. Igualmente tuvo un descendiente, el tercero, Antonio Maceo Mackle, Doctor en Medicina, cirujano de gran prestigio por sus conocimientos y destreza. La impronta del adalid…

El Titán. La actualidad de su pensar

El 22 de noviembre de 1896, -15 días antes de su partida a la inmortalidad – escribió a su amigo, Clarence King, de Nueva York

A Mr. Clarence King. New York.

Distinguido amigo: Tengo especial gusto en corresponder a su estimada carta de 20 de agosto último, elocuente expresión de la profunda simpatía que usted siente por la causa de Cuba y por la que deben interesarse por igual todos los buenos hijos de América. Acepto de usted, porque sé que las inspira un noble y desinteresado afecto, las frases de elogio que me dirige por mis empresas militares, debidas más que a mi pericia, a la abnegación y heroísmo del ejército cubano…

Nunca otro pueblo alguno de las Américas, al lanzarse al campo de la lucha para conquistar su independencia, ha tocado con obstáculos tan formidables como los que tiene ante sí el pueblo de Cuba, asistiéndole más razón y justicia que aquellos otros, por ser mayores también los agravios recibidos de su metrópoli, más enorme el vilipendio, y más infame y mantenida la explotación colonial.

……

Con este motivo me ofrezco de usted affmo. amigo, s. s. A. MACEO.

Pinar del Río, 22 de noviembre de 1896.

Bibliografía

Roig de Leuchering, Emilio, (1946) “Ideario cubano III Antonio Maceo” en Cuadernos de Historia Habanera, Municipio de la Habana.

Cremata Ferrán, Mario (2005) “El hijo de Antonio Maceo” en Opus Habana, Vol. 9, No. 2, pp. 46-51.

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