Gustavo Sed Nieves, un servidor de la historia

Foto: Archivo OHCC
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El quinto día de agosto de 1942 nació en Camagüey el historiador Gustavo Adolfo Sed Nieves, quien desaparecería físicamente en febrero del 2002.

Fue nuestro historiador de la ciudad hombre lúcido, intelectualmente capaz para incursionar la ciencia histórica, si se quiere más cauteloso en adentrarse en el análisis de los documentos y las referencias antiguas que para llegar con premura a la síntesis integradora de la información; eso sí ingenioso en el manejo de las fuentes que por muy diversas vías llegaron a sus manos trémulas.

Gustavo disfrutaba la historia regional del Camagüey, como el niño que se regocija ante un juguete nuevo. A él le brillaban los ojos negros cuando así ocurría, y fueron muchas las veces en que le reconocimos ese estado. Lo novedoso y exclusivo del dato histórico lo tornaba eufórico, y más cuando él mismo hacía las entregas  públicas o en apariciones en textos de su autoría.

Salvando la Historia

No faltaron quienes lo critican todo que tildaron de cierto «empirismo» su dedicación apasionada y sin límites de tiempo de Sed a los asuntos de la vida cotidiana local de su terruño ancestral. Podrían llenarse cuartillas para desmentir esa calificación inmerecida.

Lo importante que pasa por encima de las “miserias humanas” fue que nuestro historiador, valiéndose de su “arte del contagio” –así podríamos calificar ese particular  tratamiento que mostraba a amistades y a profesionales-, para atraerlos a la preferencia por los asuntos de la Historia, y a hacerle donaciones de cuantos libros raros, documentos antiguos, cuadernos de apuntes, libretas de notas, fotografías…, y todo cuanto pudiera ser salvado que ayudase a completar y a enriquecer la Historia del Camagüey.

El “tesoro” mismo de la Historia

Gustavo llegaría a reunir centenares de esos materiales procedentes de las fuentes primarias de la historia, en mayoría inéditos. La nómina cubría una libreta de puño y letra minúscula de apuntes del Mayor General Máximo Gómez en su tránsito por el Camagüey; papeles cargados de valiosas referencias de la vida de la villa principeña relativos al siglo XVII; cuadernos de apuntes genealógicos de familias principeñas de los siglos XVIII y XIX; interesantes apuntes por la camagüeyana Marianita Betancourt Garay, algunos relativos al arribo a la ciudad del cadáver del Mayor Ignacio Agramonte Loynaz; fotografías inéditas de personajes, patriotas y de generales camagüeyanos; cartas de extraordinario valor histórico; la primera tirada de prueba con notas al margen del libro Una feria de la Caridad en 18…, realizadas por el intelectual José Ramón de Betancourt y Betancourt; apuntes de Gaspar Betancourt Cisneros “El Lugareño”; por solo citar estos.

Frasquito Agüero Velasco

Esta fue una obra suya que le llenó de satisfacción, quizás, no por el premio obtenido en «Concurso 26 de Julio», sino por el tiempo de búsqueda de información y clasificación que empeñó Sed hasta sintetizar y escribir ese volumen de referencias y datos que por primera vez salían a la luz pública de un período significativo de nuestras luchas, la década de 1820. Para lograrlo había buscado él arduamente entre los fondos documentales del Archivo Nacional de Cuba, también en los del Archivo Histórico Regional de Camagüey; y extrajo papeles de su “arcón” personal que había acumulado gracias a múltiples donaciones.

Por Sed supimos de Frasquito de su verdadero padre Regidor “pundonoroso” del Ayuntamiento de Puerto Príncipe; de las andadas bolivarianas del patriota principeño por Filadelfia, Jamaica y la Gran Colombia para recabar apoyo a las luchas cubanas; de la carta de deshonesta delación de Frasquito por quien fuera su compañero de misión; de sus planes para hacer desembarcar la fuerza expedicionaria venezolano-colombiana por el sur camagüeyano; de la Proclama revolucionaria contra el régimen colonial del oidor de la Audiencia escrita por el peruano Manuel L. Vidaurre. Esto y más.

La obra inconclusa pero infinita

Poco antes de su fallecimiento, Gustavo Sed confesó a amistades que tenía muchos proyectos en mente para seguir aportando a la Historia del Camagüey. No iba a renunciar a ella ni a traicionarla, sabido por todos que la Historia era su única novia y su única esposa. En suma, nuestro historiador de sonrisa franca y de hablar mesurado, parece señalarnos que continuemos lo que la vida no le alcanzó para completar y poder salvar la historia infinita del Camagüey Legendario.

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