Por: C. Dra. Kezia Henry Knight y MSc. José Fernando Crespo Baró
El año 1870 fue el más difícil para la insurrección en los campos del Camagüey. A la penuria material causada por la devastación de las fincas, se sumó la hambruna y la mortandad, las bajas por heridas en combates, deserciones de filas y presentaciones de insurrectos al enemigo… Sólo ¡Con la Vergüenza! El Mayor General Ignacio Agramonte levantó la moral combativa del Camagüey.
Con todo, los meses de abril y mayo trajeron dolor y luto a las familias principeñas, debido a la muerte por fusilamiento de sus miembros a manos de militares y voluntarios bajo el mando del mariscal y comandante de Estado Mayor Zacarías González y Goyeneche quien, tras su arribo a Puerto Príncipe, intensificó la represión y los fusilamientos de comunicantes y sospechosos de colaborar con el Ejército Libertador.[1]
Uno de esos atroces fusilamientos puso fin a la vida de Oscar Céspedes y Céspedes, primogénito del presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, a quien había dado captura una fuerza volante española en mayo de ese año. A decir verdad, no gozó del beneficio de la inmunidad y menos del respeto a su integridad.
Tras su encierro en la Cárcel Nacional de Puerto Príncipe, el Capitán General de la Isla Antonio Caballero y Fernández de Rodas, pretendió con perversidad seducir y hacer deponerle las armas a Céspedes a cambio de la vida de su hijo.
El presidente Céspedes no aceptó. A su lado marchaban decenas de blancos y negros ansiosos de libertad. Por la fecha de la comunicación dirigida al presidente, Oscar debía conservar vida, sin embargo,ya había sido pasado por las armas detrás del cuartel de infantería hispana.[2] Fue un proceder cobarde e infame.
La historia jamás será borrada
Merece saberse que en el Libro Segundo de Enterramiento del Cementerio General de Puerto Príncipe, correspondiente a los años 1866 – 1871, al Folio 320, de fecha 29 de mayo de 1870, se halla la siguiente anotación que precisa la fecha del fusilamiento y del enterramiento del primogénito del presidente: D. Oscar de Céspedes. Procedente Cárcel Nac. (Marca de cruz [fusilado]). Limosna.[3]Quedará por siempre el escrito como prueba de la infamia y la deshonestidad.
Como otros revolucionarios nunca se supo el lugar del enterramiento. No obstante, perseguirá hasta el infinito a sus asesinos el nombre acusador de Amado Oscar Céspedes y Céspedes. En Cuba honra las páginas de gloria de las luchas cubanas,ya confundido en la misma tierra que acogiera, -también en sitio ignoto-, el cuerpo del Mayor del Camagüey.
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[1]Según las fuentes españolas y los datos que figuran en el Libro Segundo del Cementerio General correspondiente al año 1870, fueron fusilados 45 prisioneros procedentes de la Cárcel Nacional de Puerto Príncipe. Respecto a Amado Oscar Céspedes, el proceder fue deshonesto y totalmente contrario al humanismo y respeto al prisionero practicado por la dirección de la insurrección. Vale saberse que entre 1868-1872 fueron fusilados alrededor de 70 prisioneros tras las tapias del cuartel de infantería construido en la Plaza del Vapor de Puerto Príncipe, lugar próximo a la llamada Cárcel Nacional.
[2]La carta del “pundonoroso” pero cínico de Caballero de Rodas a Céspedes fue fechada en Puerto Príncipe, el 1ro. de junio de 1870: “Licenciado Sr. Don Carlos Manuel de Céspedes. Muy Señor mío: Es en mi poder prisionero por fuerzas de mi mando, su hijo Oscar de Céspedes. En sus manos de usted queda su salvación, dígame por el puerto que quieran embarcarse para darles absoluta garantía. Por el portador puede hacerme la contesta. Dios guarde a Usted muchos años”.La contestación de Céspedes fue contundente y viril: “Oscar no es mi único hijo, lo son todos los cubanos que mueran por nuestras libertades patrias”. En: Portuondo, Fernando y Hortencia Pichardo: Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. T. II, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982, p. 74.
[3]Uno de los más importantes agentes al servicio de la inteligencia mambisa fue el principeño Juan Torres Lasqueti quien valiéndose de su red de comunicantes confirmó que: “(…) el 29 Don Oscar de Céspedes fue fusilado [en Puerto Príncipe]”. En: Torres Lasqueti, Juan: Colección de datos históricos-geográficos y estadísticos de Puerto del Príncipe y su jurisdicción. Colección Esencias, Ediciones El Lugareño, Camagüey, 2016, p. 177.


