La Asamblea Patriótica de Camagüey, antecedentes de la Junta Patriótica de La Habana

Foto: Cortesía del autor
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El 20 de mayo de 1902 a las 12 del día tuvo lugar el cambio de poderes en la isla de Cuba.

El general norteamericano Leonard Wood entregaba al presidente electo Tomás Estrada Palma los destinos de la nación. Después de pronunciado el juramento de rigor ante el Tribunal Superior, y al compás de 45 cañonazos se izó la bandera cubana en el Morro y en el Palacio de los Capitanes Generales.

Pero la última lucha librada por el movimiento nacional – liberador cubano contra la ocupación militar de los Estados Unidos de América, terminó con la victoria del poderoso vecino del norte. Para ello la administración estadounidense en Cuba impuso un proceso de penetración en los principales rubros estratégicos seleccionados de la economía cubana para lo que creó estructuras jurídicas e institucionales para su consolidaciónes; y apuntaló en el poder a la vieja oligarquía interesada en el desarrollo dependiente del país.

Entre contradicciones, un movimiento

El movimiento independentista en general no pudo escapar al esfuerzo del gobierno de ocupación de deformar la conciencia nacional, apoyándose en las contradicciones existentes en el propio campo revolucionario.

Así, iniciaría la república su primera experiencia, inmersa en las profundas contradicciones planteadas entre la dominación neocolonial y los intereses de la nación cubana.

Junto a estas contradicciones el país tenía que convivir con la Enmienda Platt impuesta a la Constitución de 1901, que plasmaría en el plano jurídico la dependencia neocolonial del estado cubano.

Su aprobación el 5 de febrero se impuso a temor de la prolongación de la intervención, a la falta de instituciones revolucionarias, que habían sido disueltas y a la falta de confianza en la eficacia real del gobierno propio por parte de algunos políticos criollos entre otros factores.

La Enmienda Platt se transformaría después del establecimiento de la república en Tratado Permanente, mientras que el Tratado de Reciprocidad Comercial firmado en 1903, sería el instrumento de dominación económica impuesto por el gobierno norteamericano.

La lucha por la derogación de la Enmienda Platt se convirtió en un componente dentro de la batalla librada por el pueblo cubano en la primera década de vida republicana.

Cuatro años después en 1906, Estrada Palma fue reelegido para un nuevo periodo de gobierno. Las elecciones enmarcadas en un clima de fraude y de violencia desatada por los estradistas llevó a la abstención del candidato presidencial del Partido Liberal general, José Miguel Gómez, en los comicios de 1905.

Ante la negativa de convocar a nuevas elecciones, los liberales se alzaron en armas en agosto de 1906. El país sintió los efectos de la convulsión política, quedaron paralizadas las actividades comerciales, circulación de trenes y en peligro de ser arrasada la riqueza agrícola, en particular la azucarera.

El 1 de septiembre de 1906 Tomás Estrada Palma, solicitó oficialmente a los Estados Unidos de América la intervención amparándose en el Artículo 3 de la Enmienda Platt. Al renunciar el Presidente, el Vicepresidente, el Consejo de Secretarios y abandonar la mayoría de los congresistas moderados la sede del parlamento, el 28 de septiembre, se creó un vacío de poder.

Acéfala quedaba la república, dejando la puerta abierta a una nueva intervención, y ante la incapacidad de las instituciones nacionales se declaró iniciada la Segunda Ocupación, dando paso al desembarco de las tropas norteñas.

Ante ella, durante el periodo que duró entre 1906 – 1909, un amplio movimiento huelguístico antiocupación. Se condenaron a los defensores del protectorado o del anexionismo a Estados Unidos. Enjuiciaron críticamente las posiciones antinacionales por las graves consecuencias para la nacionalidad cubana tenían. Los postulados martianos de crear una República Moral “con todos y para el bien de todo” volvieron a poner entredicho la soberanía nacional establecida a la sombra de la Enmienda Platt.

Visiones

Entre las principales figuras del independentismo que mantenían una lucha por la derogación de Enmienda Platt y de la injerencia de los Estados Unidos, en la vida cubana; estaba Salvador Cisneros Betancourt, independentista del 68, delegado a la Asamblea de Guáimaro, Presidente de la Cámara de Representante y de la República en Armas, detractor del Pacto del Zanjón.

En la Guerra Necesaria fue delegado a la Asamblea de Jimaguayu, y de la Yaya, representante a la Asamblea de Santa Cruz del Sur y del Cerro. Se opuso tenazmente al licenciamiento del Ejército Libertador.

Como delegado a la Asamblea Constituyente de 1900- 1901, se enfrentó a la imposición de la Enmienda Platt con su “Voto particular”, del que firmael 26 de febrero de 1901.

Desde instaurada la república Salvador Cisneros, continuó su lucha encontra de la Enmienda Platt, en su posición de senador; entre 1902 y 1914 año en el que fallece.

De su labor

El patricio camagüeyano, fundaría en su ciudad natal el 23 de abril de 1907 en el salón de secciones de Ayuntamiento; la Asamblea Patriótica de Camagüey.

A la iniciativa concurrieron aproximadamente unos 60 hombres, entre los que destacan: Dr Emilio L. Luaces Warring, Enrique Recio Agüero, Mario Boza Masvidal, Nicolás Guillén Urra, general Carlos Agüero García y Fernando Fernández Medrano.

Los objetivos

Entre los fines de la junta estaba devolver la paz moral a la sociedad cubana, unificar las aspiraciones de todos los cubanos en el anhelo de restablecer la república sobre las bases de la cordialidad entre todos los cubanos.

En su primera sección, Cisneros propuso gestionar para traer a Camagüey la bandera con la que Céspedes se había alzado el 10 de octubre de 1868, que se hallaba en la disuelta Cámara de Representante para que presidiera las secciones de la Asamblea.

Después de su fundación y en una segunda sección el día 30 de abril no se encuentra información referida a las labores de la Asamblea Patriótica.

En la obra historiográfica de los historiadores camagüeyano, Elda Cento Gómez y Ricardo Muñoz Gutiérrez; estudiosos de la figura de Salvador Cisneros Betancourt en dos de sus obras “Salvador Cisneros Betancourt: Entre la controversia y la fe” y “Salvador Cisneros Betancourt, “Palabras contra la Enmienda Platt”, no aparecen referencias al accionar de la Asamblea y del tiempo en que Cisneros estuvo involucrado en ella.

Pero su vinculación con ella le sirvieron para fundar el 10 de octubre de 1907 la Junta Patriótica de La Habana que tenía como soporte, el Manifiesto de Montecristi y las bases del Partido Revolucionario Cubano.

Sus miembros se dieron a la tarea de rescatar la ideología martiana de liberación nacional y antimperialista.

En su reglamento y bases su objetivo principal se basaba en unificar el sentimiento cubano en la lucha por la independencia absoluta. Expresaban el deber sus miembros y de todos los cubanos no sólo era luchar por derogar la Enmienda Platt, sino también la nacionalización de empresas y propiedades.

Para ello propusieron elaborar un plan económico que pusiera freno a la penetración de capitales a la Isla, así como la lucha contra los elementos antinacionales que hacían el juego a los Estados Unidos, y a la intervención en los asuntos internos de Cuba como rechazo a la humillación y esclavizante ocupación americana.

Salvador Cisneros Betancourt contó en esta lucha con la unión e independencia de todos los cubanos en la Junta Patriótica de La Habana con camagüeyanos como: Francisco Arredondo Miranda coronel del 68, Bernabes Boza y las mujeres Concha Agramonte, Aurelia Castillo, Ana de Quesada, Amalia Simoni y Caridad Agüero.

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