En una vieja casona de la calle de la Reina y San Esteban hoy República y Oscar Primelles, nació el 6 de mayo de 1851 Javier de la Vega Basulto hijo de don Manuel de la Vega y Concepción Basulto. El nombre de Javier la historia de Cuba se encargaría de grabarlo con letras de oro.
Con solo 17 años se lanza lleno de amor y esperanza a la gran hazaña por la independencia de su patria, iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en Oriente el 10 de octubre de 1868. Su llamado de libertad recorrió de un extremo a otro la isla, convocando a los cubanos a unirse a ella.
En unión de sus hermanos y ostentando el grado de Alférez se unen a las fuerzas independentistas seguido del alzamiento del 4 de noviembre en Las Clavellinas. Es designado ayudante del comandante Juan Agramonte Recio. Su bautizo de fuego lo recibió bajo las órdenes del coronel José Guerra.
Su participación en la lucha
Durante la Guerra Grande participó en múltiples combates donde se destacó, solo señalaremos algunas como: el asalto a Cascorro, los combates de Los Muñecos, de Las Guásimas, Jimaguayú, Mojacasabe, Palo Seco, El Naranjo, La Sacra; entre otros que fueron testigos elocuentes de su temperamento guerrero.
Seis veces fue herido durante la contienda. El 2 de septiembre de 1871, en La Sacra, fue herido de gravedad; perdiendo el guapo mambí parte del omóplato derecho y parte del músculo del brazo también. Consecuencias que le acompañaron por el resto de sus días.
Después de terminada la guerra en 1878, Javier de la Vega sostuvo a su inmensa familia compuesta por doce hijos con las faenas del campo; acompañado de su amantísima esposa Caridad Pacheco y Peláez, con la que había contraído matrimonio en la manigua y le acompañó en los sinsabores de la guerra.
El 5 de junio de 1895 parte de nuevo junto a Salvador Cisneros Betancourt al llamado de independencia o muerte a la guerra. En esta nueva etapa es donde su figura como militar se agiganta. Esta vez no sólo parte en unión de sus hermanos; sino que lo siguen sus hijos para luchar codo con codo por la libertad de Cuba.
Lazos fraternales
El 19 de junio se une a Máximo Gómez en la finca Antón, donde es ascendido al grado de Teniente Coronel. Cumple con celo las ordenes, por lo que el 3 de julio es ascendido nuevamente, esta vez al grado de Coronel; siendo destinado como jefe del Estado Mayor del Mayor General Gómez.
Durante el segundo semestre del año 1895 Javier de la Vega participa en números combates como los de Najasa y Jimaguayú. Es ascendido a General de Brigada en enero de 1896.
Su participación en combates se va acrecentando, participa en la toma de Las Tunas, Loma de Bayamo, Vuelta Abajo, San Felipe en Matanzas, Santa Rita, La Reforma; entre otros bajo el mando del Generalísimo.
Su arrojo en la toma de Guáimaro llevó a obtener el triunfo sobre las tropas insurrectas; bajo el mando del Mayor General Calixto García.
El 2 de noviembre de 1896 es nombrado General de División y jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, mando que venía desempeñando interinamente desde el 29 de junio en sustitución del general Mayía Rodríguez. De la Vega lideró los combates de La Purísima, La Marina, El Faro, Los asaltos y sabotajes a la vía férrea a Nuevitas, lo que obstaculizaba el abastecimiento de la ciudad.
Con el regreso de Gómez a Camagüey, en septiembre, las tropas bajo el mando de Javier de la Vega le impusieron un nuevo brío a la lucha insurreccional en el territorio, acciones que le valieron el ascenso y nombramiento al frente del Tercer Cuerpo de Ejército.
De sus acciones, lograron limitar el dominio español solamente a Nuevitas, Santa Cruz del Sur y Puerto Príncipe siendo el resto del territorio libre bajo dominio de los libertadores.
Al frente del Tercer Cuerpo desplegó una amplia labor del general de la Vega. No autorizó a los centrales Senado y Lugareño a moler en la zafra del año 96- 97 en cumplimiento de las órdenes de Gómez, medidas no bien acogidas por el presidente del Consejo de Gobierno. Dentro de sus acciones militares podemos mencionar los combates de Jimaguayú, El Caimito, El Paraíso, El Peñón, La Industria, Saratoga, La Redonda y Vista del Príncipe entre otros.
El 29 de diciembre de 1897 el Consejo de Gobierno acordó suspenderlo de sus responsabilidades al frente del Tercer Cuerpo de Ejército, medida tomada a partir de sus contradicciones con el gobierno junto a los desacuerdos con el Mayor General Calixto García; aparejado al rechazo de varios miembros bajo de su mando que injustamente cuestionaban sus dotes para dirigir.
El 3 de abril de 1898 el Consejo de Gobierno de la República en Armas acordó retirar la sustitución, pero dos días después aceptaba la renuncia del General de División Javier de la Vega. Al entregar el mando marchó al encuentro de su jefe y amigo Máximo Gómez.
En la paz su vida fue sencilla, dedicado al fomento de su finca. Fue a propuestas de los veteranos, Presidente del Consejo Territorial de Veteranos, además de desempeñar el cargo de Inspector de Cárceles de Montes y Minas.
Próximo su fin, ordenó a sus hijos que no permitirían ostentación alguna en su entierro. Al amanecer del 23 de noviembre de 1934, a la edad de 83 años dejaba de existir el gran patriota y cuidado ejemplar, al que la historia grabó con letras de oro su nombre.


