Cada mañana como un resorte, con un reflejo condicionado, a las 9am, la mayoría de los cubanos encendemos el televisor, para ver qué noticias trae el Dr. Francisco Durán García, quien se ha vuelto imprescindible para nuestras vidas. Participamos de la conferencia con la esperanza de que ese día los resultados sean más halagüeños.
Más de un año ya llevamos repitiendo esta acción mañanera y al parecer, la mantendremos por buen tiempo; pues desafortunadamente los datos y cifras de los últimos días así lo auguran.
Contra viento y marea, ese buen doctor, sin escatimar día, hora ni minuto, ofrece la actualización de cómo va la pandemia en nuestro país y el resto del mundo en cada jornada. Vemos en su rostro reflejado el disgusto y la angustia que le producen: cada fallecimiento, noticia desalentadora o foco nuevo que se cree, por eso cuando lo observo trato de ponerme en su lugar, pensando un poco más en él como persona simple que pertenece a este pueblo, y me digo: ¡Qué fortaleza la de este hombre, qué valor, y qué entrega!
La responsabilidad que nos distingue
Sí , pues mientras muchos dormimos, él se desvela pensando en cómo enfocarnos tales datos y cómo persuadirnos una y otra vez a ser disciplinados, a tomar mayor percepción del riesgo y no como eslogan, no, sino de verdad, desde dentro, con conocimiento de causa, como bien lo sabe él por ser un gran estudioso e investigador de la medicina.
Muchas veces lo hemos sentido molesto, pero siempre aflora ese aliento de positividad que lo caracterizan, no solo a él sino a todos los galenos cubanos, sabiendo que esta, como tantas otras adversidades, la resolveremos. Saldremos de ella, y cada día estamos más cerca de lograrlo.
Pero para nadie puede ser un secreto que en cada cubano se encuentra, en buena medida, una parte de responsabilidad y del triunfo sobre este mal que hoy asecha al mundo; pues si hacemos lo mínimo que se nos orienta, podremos esperar con mejores condiciones a que llegue el momento en que nuestros candidatos vacunales, ya hechos vacunas propiamente nos quiten el miedo a tan mortífero virus.
También Martí
Hoy, precisamente releí un pensamiento de nuestro José Martí, que quiero compartirle, porque como todo lo que escribió, lo consideré genial. Viene muy bien para estos tiempos, en que cada uno de nosotros debemos y tenemos la obligación de erguirnos, porque demostraremos al mundo que como bien él auguró, “…Si el hombre sirve, la tierra sirve…´´,entonces, estoy segura, muy pronto daremos a conocer al mundo una vez más de lo que somos capaces.
Desde nuestra legendaria cuidad también aportaremos a esta voluntad de regresar a la normalidad, el granito de arena que nos distingue como responsables hijos de Agramonte.