En mis múltiples horas disfrutando de la lectura, una vez leí una sentencia del Diablo Ilustrado, donde asegura que la literatura es una puerta al mundo infinito del saber.
Hoy quiero contarles como una maestra fue la llave mágica para una generación de jóvenes, que mucho le agradecen su amor por las letras y saberes.
La fundadora
La maestra Martha Ofelia de la Torre, siempre disfrutó de los retos, por eso 1970 en su escuela ubicada en la Plaza de la Habana, les propone a los niños escribir sobre una experiencia, podría ser una poesía o un relato, la impresionaron los escritos de dos alumnos, le parecieron muy talentosos y decidió que debía apoyarlos.
De la dirección municipal de Educación, pidieron una maestra para simultanear desde su escuela hasta la Renato Guitar, ubicada en la plaza Martí, finalmente se quedó en la segunda, pero continuó con las clases de escritura en ambas. No sabía aun, que esas clases eran talleres literarios.
Poco después de este inicio, un alumno se fue sin permiso a almorzar a su casa, lo castigó a horario extra y el pequeño Luis Ariel para lograr su perdón, le escribió un poema a la maestra; donde expresaba que ella lo estaba moldeándo para ser mejor.
Cuando la mamá del niño vino a buscarlo, vio su obra y la de los demás compañeros de aula, notó que allí había un taller literario y finalmente la clase de Martha tuvo nombre.
Los talleres
Como no todos podían escribir con igual soltura, los alumnos que pintaban llevaban al color, lo que otros describían en su obra; integrándose dos talleres.
Cada año el nombre del taller variaba según alguna efeméride, en 1971 se dedicó a Nicolás Guillen que aun estaba vivo y le hicieron llegar un álbum con sus escritos, que fueron halagados por el poeta.
Un año que marcó pautas fue el 1973, dedicado al centenario de Ignacio Agramonte, hicieron su ruta camagüeyana y visitaron El Potrero, Las Clavellinas, el Parque y todas las noticias que se generaron por ese tiempo relacionadas con su admirable figura.
Los alumnos
De ese grupo aun quedan en contacto alumnas brillantes, como María del Carmen Pontón hoy directora de Casa Finlay y Susana Cortez, actual especialista de calidad en Radio Cadena Agramonte.
De allí nacieron intercambios muy cercanos a El Mayor, pues conocieron a su nieta Lucia, ex-propietaria del actual palacio de los matrimonios y junto a ella, descubrieron nuevos matices en la mística figura del Bayardo. Ella dejó su firma en el álbum que resume las labores infantiles y que hasta hoy, atesora para donar a alguna institución interesada en conservarlo.
La literatura va al éter
La obra también fue a un nuevo espacio más abarcador, en la radio surge un programa llamado Para ti Pionero, que salía a las 5.00 tarde de lunes a viernes; y se grababan los domingos para toda la semana, con la voz del locutor fallecido Luis Bastián junto a los niños.
Ella escribía los guiones y una amiga le ayudó en la redacción, allí abordaban valores camagüeyanos y de otros lugares de interés histórico cultural en Cuba. Desde 1973-78 se mantuvo al aire. Cuando los niños pasaron a la secundaria ya se fue dificultando la labor y el espacio desapareció.
El año pasado al celebrase aniversario de la radio cubana, eses primer guion de aquel programa infantil, fue donado por Martha para las memorias.
Añoranzas
Con pesar y bajando la voz Martha comenta que le duele que se hayan perdido esos talleres literario infantiles, en algunas escuelas. Siente mucho que el programa de radio también terminara, porque asegura que no todos serán escritores, pero así aprenden a apreciar la lectura, se interesan por leer temas diferentes y superarse. De esa manera el magisterio cumple su misión, al formar una sociedad de personas más cultas y apegadas a su patrimonio y raíces.
Ha sido una tarde hermosa, disfrutamos de una tertulia con reducido público, hablando de importantes obras literarias, brindamos con un trago de jaja já(coctel especial de la familia) y la profe Martha Ofelia revivió sus días felices en las aulas, los que sin dudas, fueron su mayor pasión.