Cuando el San Juan llega a Camagüey

Foto: José A. Cortiñas Friman
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«Al final de la noche, después de los paseos de volantas y quitrines, donde lo más importante es rivalizar en belleza y atavíos, salían las comparsas que es lo más hermoso de la diversión y que días antes de San Juan han ensayado algún baile ora en serio ora jocoso.

Por allá vienen los Horacios, por acá las Gitanas, más allá los Guajiros o los Marineros o cualquier otro grupo uniformado con sus músicos competentes dispuestos a bailar.» (Ortiz, 1930)

De los orígenes…

De esta forma el gran Fernando Ortiz hace referencia a uno de los más reconocidos festejos de la Ciudad de los Tinajones, el San Juan camagüeyano. Sus raíces se encuentran en los países europeos como Francia, Alemania, Noruega, Estonia, Italia y España.

En estas naciones se realizaban fiestas para favorecer la recolección de las cosechas, alejar las brujas y las enfermedades del ganado; para ello construían hogueras y bailaban en torno a ellas en vísperas del 24 de junio.

La ciudad de Camagüey, ganadera por excelencia, comienza a celebrar el San Juan durante el siglo XVIII. Alcanza su mayor esplendor hacia 1827, considerándose durante un tiempo como el más notable de Cuba y alcanzó prestigio internacional.

En 1836 las actividades comenzaban con la Lectura del Bando del Ayuntamiento donde se orientaban las normas de conducta al populacho, ansioso por el inicio de las festividades. Los años en que coincide con el Corpus Christi, se realiza primero esta procesión religiosa y luego todos los festejos del San Juan con un carácter marcadamente profano.

Costumbres y leyendas

Uno de los elementos distintivos era la comida que típica de esta celebración, donde la gastronomía lucía los colores del incipiente “criollismo”. Durante la colonia, se servía cerdo asado, casabe, arroz con pollo y el salpicón (especie de fiambre compuesta por pepino, piña, yerbabuena, hojas de ciruelas, picadillo de carne, aceite y vinagre) y como postre, cuajada con miel de abeja. Con el pasar del tiempo el ajiaco camagüeyano fue tomando el protagonismo en la mesa.

En los primeros años del San Juan uno de los mayores atractivos era el desfile a caballo con sus colas y las crines trenzadas, lo que se realizó por última vez en 1819.

El asalto también era una costumbre de estas fiestas: un grupo de amigos hacían una visita anunciada a una casa determinada, con el fin de que los anfitriones los recibieran con una mesa desbordada de alimentos y bebidas. A los hombres llamados Juan se le daban serenatas o se llegaba a su casa por sorpresa.

En estas celebraciones se creaba un estado de confusión tal, que tanto las autoridades eclesiásticas como gubernamentales, eran víctima de varias burlas de muy mal gusto. Uno de los peores ejemplos es el caso de Josefa Jáuregui, esposa del Intendente del territorio en 1817, una causa llevada hasta las instancias del Gobernador Capitán General de la Isla e incluso, hasta la Corte Española.

Por temas como ese se realizaron varias restricciones para este tipo de burlas durante los festejos, pero el pueblo encontró siempre la forma de escabullir estas órdenes. Se colocaban sábanas sobre el cuerpo, manteles y cortinas que le permitía cubrirse el cuerpo entero y hacer cualquier tipo de maldades. Nada, que el humor no se podía reprimir.

El San Juan se fue identificando con los momentos históricos que se iban sucediendo. Durante los años 1942 y 1945 fue suspendida por los sucesos de la Segunda Guerra Mundial. Luego del triunfo revolucionario fueron muy famosos los palacios chinos, la conquista y el viaje al cosmos de Arnaldo Tamayo.

Quizás la tradición que más recuerdan los camagüeyanos de cada San Juan son las lluvias que los acompañan, pero que no influyen en que los habitantes disfruten de las festividades.

Bibliografía

Feliú, V. Cartografía de la memoria. Fiestas populares tradicionales e integración latinoamericana. Bolivia.

Salina Pérez, L. Propuesta de proyecto de intervención sociocultural para la revitalización de la parranda como práctica cultural en el Consejo Popular Mordazo del municipio de Santo Domingo desde el principio del autodesarrollo comunitario. (Trabajo de Diploma). Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Marta Abreu. Villa Clara.

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