Una de las obras de mayor envergadura en la década del 70 del pasado siglo fue sin dudas, la reconstrucción de la Línea Central de Ferrocarriles de Cuba. El acto por la ejecución del primer tramo se celebró el 29 de enero de 1975, ocasión en la que El Comandante Fidel Castro operó la locomotora soviética M62-K, y desde entonces se instituyó esta fecha como el Día del Trabajador Ferroviario cubano.
Los dos maquinistas que acompañaron al Comandante en esa aventura fueron camagüeyanos de una cuadrilla especial, juntos recorrieron por la Línea central 25 kilómetros, desde Oliver hasta Placetas.
La cuadrilla
Los camagüeyanos seleccionados para conformar esa brigada, reunían alto nivel de conocimientos y maestría, por eso participaron en diversos eventos importantes a nivel nacional. Estaba integrada por los maquinistas: Antonio Sánchez Ruiz y Jesús Varona Atiénzar, los auxiliares de conductor: Urbino Rodríguez Nordelo y Juan Lobaco Días y Heriberto Tobar Sánchez, como conductor.
El maquinista
Jesús Varona Atiénzar trabajó por 50 años en el ferrocarril, su herencia ferroviaria por parte de padre lo transformó en eterno apasionado a la vía férrea, se dice que por sus venas corren líneas de ferrocarril.
Hoy nos revela varios encuentros con Fidel, casi todos en la cabina de la locomotora a cargo de un tren de vanguardia, como llamaban a esos eventos especiales, a lo largo de la isla.
El primero fue aquel de 1975, en la maquina rusa M62-K, tuvo el placer de guiar los controles y mostrarle qué hacer, para que Fidel manejara unos 5 km del recorrido, recuerda con agrado que hacía muchas preguntas, quería conocer de todo lo relacionado a la vía.
Al despedirse les dijo que a jóvenes como ellos les confiaba aquel reto, a fin de recuperar el ferrocarril y llevarlo a los niveles necesarios para desarrollar las transportaciones de carga y de pasajeros.
Otros encuentros
La cuadrilla de vanguardia volvió a conducir en las transportaciones hacia la capital, para el Primer congreso del PCC y para el Cuarto congreso en Santiago de Cuba.
En esos encuentros, lo recuerda muy sencillo y conversador, ávido de conocer detalles técnicos y siempre muy respetuoso de la palabra de los especialistas.
Las locomotoras chinas
Las máquinas de nacionalidad asiática fueron las últimas que recibió Fidel en persona, en el puerto de La Habana, allí no manejaron, solo las revisaron; y Varona recuerda con orgullo que fue llamado a la cabina, para explicarle al líder de la Revolución Cubana si era real la posibilidad de alumbrar un barrio entero, con el generador de la locomotora, a lo cual respondió que no, que era un generador pequeño como el de cualquier equipo de carga no para un fin tan ambicioso.
Esa fue la última vez que estuvo con su cuadrilla tan cerca de Fidel, pero guarda los gratos encuentros con cariño, pues para ellos siempre estuvo muy pendiente del desarrollo de ese medio de transporte, tan necesario para la economía del país.
Recuerdos
Después de desempolvar tan gratas memorias ferroviarias, en las que Fidel Castro estuvo presente, el maquinista lamenta que hoy es el único que vive para contar, pues era el joven de aquel grupo y ya sus compañeros partieron.
Atesora algunas fotos de su cuadrilla, pero ninguna de aquellos momentos históricos, pues entonces las cámaras fotográficas eran bastante escasas.
Sin embargo, Jesús tiene la satisfacción de lo vivido y de saber que la máquina soviética 61602, que en su estreno dio origen al día del ferroviario cubano, aún se conserva en el museo de La Habana y en su cabina prevalece la huella de aquel inolvidable encuentro.