Creo ya he tratado en algún que otro comentario el tema del cual hablaré hoy, pero estoy segura coincidirán conmigo en que es algo que a todos nos llama la atención y además; en reiteradas ocasiones necesitamos de los servicios que prestan: me refiero a pregoneros y pregones.
¿Quién no ha necesitado de un ajo, un ají, una cebolla, una calabaza u otro producto de los tantos que se anuncian por las calles, no solo actualmente, sino desde tiempos inmemoriales?
Pintorescos ejemplos
Pues sí, a diario escuchamos los más disímiles y pintorescos pregones calle arriba y calle abajo, y hasta nos ponemos en guardia y con el oído bien agudo para saber de qué se trata la venta; pues en algunas oportunidades ni se les entiende lo que proponen por la rapidez con que lo publican.
Y precisamente de este último tengo un ejemplo que me gustaría compartir con ustedes; se trata del señor que anda por toda la ciudad vendiendo escobas, haraganes, recogedores etc., y cuando se anuncia es como si dijera: “are are´´, por haraganes, y luego dice: “…are are y como hay…!´´ ¿simpático verdad?, y el que vende anoncillos, pero lo que usted oye es: “…ancillo dulceeee…´´.
Y en la década de finales de los noventa y comienzos del dos mil, recuerdo dos muy graciosos también, este vendía galleticas dulces que en el centro tenían una crema de fresa, o chocolate y pregonaba: “… ji, ji, ji, ji jimagua…´´ y otro que ofrecía aceite, pero no decía que era eso, y lo pregonaba así: “…voy pasando voy pasando, después no te estés lamentando, a la hora de estar cocinando…´´
Legado histórico
Amigos, como diría un tema musical: “…como cambian los tiempos…´´ ¿verdad?; siempre han existido estos personajes que van convidando a que usted adquiera algo de lo que ellos traen, pero cada época y momento histórico, tiene sus particularidades y como es lógico, también estos
Esos protagonistas de mi escrito, han variado sus formas de hacer ese, su oficio. Y, como es natural, también, van quedando en el imaginario popular y se van convirtiendo hasta en leyendas de un pueblo que llegan a formar parte de su patrimonio.
Por eso estoy segura de que, en el futuro, las próximas generaciones recordarán, estos y muchos otros ejemplos de pregones que irán surgiendo con el decursar de los años para quedarse y convertirse en una de las tantas historias del Camagüey.


