¿A dónde vamos a parar cuando en el corazón de muchos no crece la semilla del amor a la historia y el respeto por las figuras? ¿Qué legado podremos dejar a las generaciones venideras cuando prolifera el desapego y el inescrúpulo?
Cementerio General de Camagüey, les invito trasladarnos cerrando los ojos… Cuántas bóvedas no albergan la historia que nos antecedió, esa en la que no fuimos partícipes, cuántas personalidades descansan allí inscribiendo páginas inolvidables en todos los ámbitos de la vida; cuántos familiares forman parte de esa última morada.
Cementerio General, sí, el más antiguo en explotación de Cuba; lugar sagrado donde la sensibilidad debería primar; pero no es así…
Tiempo e historia
Más de tres años lleva la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey interviniendo este lugar, de conjunto con trabajadores por cuenta propia, estudiantes de la escuela de oficios Francisco Sánchez Betancourt y la Dirección de Comunales.
En todo este tiempo el esfuerzo y los recursos se han dispuesto para salvaguardar ese patrimonio que traduce la memoria urbana e identidad de muchas épocas; aunque hechos vandálicos continúan lastrando la labor.
Del hecho al dicho
Hace unos días una de las especialistas de la Oficina que labora al frente de la intervención del Cementerio, Arisleida Ruffing Linares, se percató que las letras de bronce que forman parte del epitafio de la maestra Vicentina de la Torre y del inolvidable sonero Nené Álvarez, se encontraban despegadas y en el caso de Nené; ya la N había desaparecido.
Varios de los veladores expusieron que podría ser el viento; pero según refiere Arisleida, la resina con que se pegaron estas letras de bronce es de una calidad probada de exposición al sol, la humedad y la lluvia; componentes del clima de este lugar.
En conclusión, personas inescrupulosas dentro o de fuera del lugar siguen atentando contra la memoria histórica, y a pesar del desvelo de nuestros especialistas se perdió la N que conforma parte del epitafio de Nené; mientras, se pudieron recoger las letras despegadas para su posterior colocación.
El hecho suscita muchos sentimientos: tristeza, decepción, y más que nunca el llamado a todos los que forman parte de la gran familia que se ha creado para continuar preservando el patrimonio funerario de nuestro Camagüey que también forma parte del patrimonio cultural de la nación.