Al amigo, al artista, al genuino Nazario

Foto: radionuevitas.icrt.cu
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Se acerca una conmemoración importante en nuestro país, me refiero a la Jornada por la Cultura Cubana, y desde luego no puedo dejar de rememorar sucesos, personas, artistas e instituciones, que forman parte de mis felices días de labor activa, dentro de un sector tan controvertido, pero maravilloso y amado, como es el cultural.

Haciendo historia

Era un día, de un mes, de un año ,de la década del noventa del pasado siglo, cuando el equipo de inspección del Sectorial Provincial de Cultura se disponía, como cada treinta días aproximadamente, a realizar una visita a uno de nuestros municipios, -que desde luego, imaginarán no recuerdo por el tiempo transcurrido-; cuando alguien que nos acompañaba con frecuencia a chequear las artes plásticas, después de saludarme con su afectuosa y habitual manera, me llamó la atención ,con gran respeto, sobre algo que  nunca olvidaré.

Aunque tal vez les resulte inverosímil creerlo, día a día, lo tengo en cuenta; pues además siempre lo hago. Todo el que me conoce lo sabe, suelo decir:”…tengo que pintarme los labios para poder pensar o pensar mejor…”

La acción: poner creyón en mis labios, y la persona, más bien el amigo, es y será: el artista de la plástica Nazario Salazar Martínez, quién, dicho sea de paso, recientemente cumplió un año más de vida.

Pues sí, vestía yo un blusón a cuadros de color entre morado y rosa viejo, y llevaba un labial casi del mismo tono, pero muy pálido, lo que resultaba, según me dijo él, demasiado claro para mi tez y no me sentaba para nada, ya que me veía prácticamente como si estuviera al punto del desmayo; por lo que me recomendaba tuviera presente el consejo para próximas ocasiones. Agradecida logré ese propio día oscurecer mis labios y jamás lo he olvidado.

Permanente legado

A este artista, la Oficina del Historiador de la ciudad ha tenido a bien realizarle más de una exposición personal en su Galería de Arte que lleva por nombre, Fidelio Ponce de León, allí en la calle Carmen #7 y a la que han asistido para apreciar su arte no solo los camagüeyanos, sino también personas de todas partes, cuyos comentarios han quedado plasmados en los libros de visitantes que guardan su historia.

Este hombre sabe que lo pienso a diario, y se ríe, se ríe mucho cada vez que nos vemos o hablamos, porque también sabe que es cierto, que de él aprendí eso entre otras cosas, como también lo hice de tantos artistas que tuve la gran suerte de conocer en el transcurso de mi vida laboral, y que hoy, sus conocimientos han servido tanto para enriquecer mi acervo cultural como para compartirlo con mis alumnos, cuyas enseñanzas les han sido de mucha utilidad para su formación integral.

Entonces, en esta Jornada que celebramos todos los cubanos, lo felicito una vez más, no solo por su virtuosismo probado, sino por ser la gran persona que es y por el legado que nos regala en cada una de sus obras, convertidas ya, en patrimonio cultural del Camagüey.

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