Dejemos, por ahora, a la Cadena Triangular de Puerto Príncipe en la década gloriosa de 1820. En verdad fue la responsable de estremecer políticamente a las antidemocráticas estructuras gubernamentales por acercar la opción liberadora bolivariana y así impulsar un levantamiento, coordinado en Occidente con la organización secreta Soles y Rayos de Bolívar liderada por venezolanos, ecuatorianos, colombianos y cubanos.
Hacia otras regiones de la Mayor de las Antillas ambas asociaciones extendieron sus proyectos. Santi Spíritus de las primeras en saberlo, a Bayamo también se propagó, a Santiago de Cuba igual. Buscaban coordinar planes, sumados militares españoles y miembros de las milicias cívicas que no ocultaban su descontento hacia el Viejo Régimen.
Preámbulo de la Revolución de 1868
Un conato de resonancia política tuvo lugar en Puerto Príncipe en 1841, cuando un puñado de jóvenes seguidores de las proyecciones ideológicas de esos bolivarianos protagonizaron un estallido social en la Filarmónica, que trascendió a la Plaza de Armas y al ayuntamiento servil a la corona hispana. Los apellidos Agüero, Arango, Cisneros, Montejo, Piña, Recio, entre otros, nos dicen de la procedencia familiar y del compromiso político de esos «ilustrados».
Casi veinte años después, en 1866, otro estallido volvió a estremecer al Liceo principeño.[1] ¿Casualidad que fueran apellidos similares a los antes citados? Los hermanos Arango en primera línea de combate, Varona Borrero, Cisneros Betancourt (¿mayor casualidad?)… Frescos todavía los detalles de la Conspiración de los Caleseros que había capitaneado Bernabé de Varona Borrero (Bembeta), el mismo que provocara el choque entre militares y civiles en el Liceo (¿otra casualidad?).
El entorno del 10 de octubre
Augusto Arango y Agüero y Salvador Cisneros viajaron a Las Tunas a la finca Muñoz, en septiembre de 1868, a la reunión conspirativa con patriotas orientales responsables de dar inicio al levantamiento en armas. De regreso a Puerto Príncipe, Arango y su hermano Napoleón tomaron las armas de la Filarmónica, que el primero guardaba en su casa de Soledad nro. 16, y el día 11 de octubre fue a recorrer las haciendas para sumar hombres al grupo insurrecto.
El primero de los sorprendidos por el estallido Oriental fue el Gobernador Julián de Mena y el cuerpo militar. Puede afirmarse que aunque algo descoordinado del movimiento cespedista, y sorprendido el Camagüey por el corrimiento de la fecha del alzamiento que debía protagonizar Carlos Manuel de Céspedes, con todo, casi un mes después Arango y su tropa tomaron la guarnición de Guáimaro;[2] el día 11 cayeron en su poder San Miguel de Nuevitas y El Bagá.
En tanto, el 4 de noviembre 76 patriotas se habían alzado con armas al hombro en el Paso del Saramaguacán. El día 5 Cisneros partió a la manigua; el 11 Ignacio Agramonte y su hermano Enrique entraron en la escena militar. El 26 de noviembre, Arango asumió la jefatura del Camagüey.[3] La historia acumulada había hecho que se consumara el levantamiento para secundar a los del Oriente.
Manuel de Quesada Loynaz
Merece que la historiografía siga la pista a los antecedentes insurreccionales de este principeño que peleó en México y ganó experiencia y grado militar, que a su retorno al Camagüey le valieron para la emprender lucha anticolonial. Pues bien, resulta que el general Quesada fue instigador de un levantamiento armado en su terruño en 1866.[4] ¿Supieron eso los orientales y el poeta y patriota Francisco Muñoz Rubalcaba, que visitara el Camagüey para tantear la situación política? Nuevamente ¿casualidad? ¿Acaso agitación revolucionaria conectada con la Conspiración de los Caleseros y con los valientes del Liceo? Queda mucho por dilucidar de las luchas.
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[1] Cabe precisarse que en ese propio año de 1866 el patriota Manuel de Jesús Valdés Urra (Chicho) sostuvo encuentros con otros patriotas de la región principeña para llevar a cabo un levantamiento armado anticolonial aunque esos tanteos revolucionarios parecieron carentes de planes operacionales y de coordinación con las demás regiones del oriente cubano.
[2] Es sabido que la fecha preliminar escogida por Céspedes fue el 3 de agosto, fecha con la que no concordaron los patriotas del Camagüey por no contar con todos los aseguramientos para el levantamiento, tanto de hombres como de armas y otros aseguramientos logísticos, lo que Salvador Cisneros expuso en las dos reuniones conspirativas preliminares sostenidas con los orientales. Por demás, Cisneros esperaba de los resultados de patriotas principeños que habrían viajado al exterior para la adquisición de fusiles y municiones.
[3] Tras la reunión del Paradero de Las Minas, su hermano Napoleón, desenmascarado como simulador del movimiento revolucionario y destituido de ese cargo por traidor, la vacante fue ocupada por Augusto Arango, aunque por poco tiempo porque sería asesinado en el Casino Campestre, el 26 de enero de 1869.
[4] La historiografía ha centrado atención en la crítica a Quesada por sus presuntos desaciertos militares y excesos de autoridad y hasta contradicciones con el Mayor General Ignacio Agramonte, a más de sobredimensionar las relaciones políticas entre el presidente Céspedes y Quesada por su casamiento con su hermana Ana de Quesada; también por su designación para atender la labor patriótica de la emigración en los Estados Unidos.