Día Mundial de las Ciudades: pensar Camagüey desde la Literatura

Foto: onuhabitat.org.mx
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Es Camagüey una ciudad inquieta. Tal vez por eso, aún en las librerías se siente ese olor a café que despierta poco a poco a su gente y a la vez, logra que, a la espera de la infusión y buena compañía, también el libro sea una opción.

La urbe opta, en correspondencia con el visible trabajo que realiza el Centro Provincial del Libro y la Literatura, de conjunto con otras instituciones, por la condición de Ciudad Creativa Literaria de la UNESCO, una razón para celebrar, desde la comarca principeña, el Día Mundial de las Ciudades.

Porque qué bueno sería compartir la grata noticia que retribuye una historia literaria riquísima de la tierra de Nicolás Guillén, Gertrudis Gómez o autores más nobeles y comprometidos con las letras lugareñas.

Entonces, embriagados por el exquisito aroma, podemos hablar orgullosos de cuánto se hace en materia de preservación del patrimonio agramontino, tanto en lo tangible como en eso que forma parte de la identidad propia de un camagüeyano, y también por acercar a sus pobladores a la espiritualidad que transite la presencia de un libro.

Qué bueno sería contar en otros octubres, y a la espera de un café, que aquí, donde crece el desarrollo urbano y social, pensado para la agradable convivencia de sus pobladores; se tiene otra condición para mantener con recelo tal como cuidamos la de Patrimonio Mundial.

Un día para las ciudades, pensarlas y construirlas todos juntos, resulta una fecha inspiradora para apropiarnos de un centro cultural y económico donde se generen mejores prácticas y oportunidades. Desde Camagüey, lo hacemos también mediante la espiritualidad de la literatura. A través de ella se cuenta esta ciudad que ya tiene olor a café.

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