Bernabé de Varona y Borrero “Soldado de la patria”

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Bernabé de Varona y Borrero, conocido desde muy pequeño por el sobrenombre de “Bembeta”, nació el 23 de noviembre de 1845 en Puerto Príncipe, hoy Camagüey.

Procedente de una familia acomodada, a los siete años fue enviado a estudiar a los Estados Unidos, ya que desde muy niño quedó huérfano de padre. En ese país aprendió el inglés a la perfección, y en 1856 regresó a su ciudad natal. Se hizo un hábil mecánico y trabajó en ingenios azucareros, donde se ganó la simpatía de los esclavos por su prédica de  libertad y igualdad. Fue hombre alto, de airosa presencia y corpulento, parecía nacido para dirigir.

Recorrió diversos lugares de Cuba propagando sus ideales libertarios; demostrando con su arrojo y audacia el odio al colonialismo. Ejemplo de ello fue el suceso Pazo-Bembeta, según Vidal Morales en su libro Hombres del 68, que Eduardo Pazo era un librero español, vecino de Puerto Príncipe, que arrendó a la acaudalada Concepción de Miranda una de sus casas para trasladar allí su librería. Con el propósito de construir unos anaqueles Pazo abrió un hueco en la pared, encontrando unas botijas llenas de oro.

Historias para contar

En las fiestas del San Juan de aquel año, el librero paseaba con su familia en un lujoso coche, y al pasar por delante de la Sociedad Filarmónica Bernabé de Varona, siempre de carácter jocoso, le lanzó unos garbanzos con una cerbatana, a lo que Pazo le replicó enfadado, y entonces “Bembeta” le arrojó la colilla de cigarro que fumaba.

Enseguida llegó un grupo de sargentos con machetes y bayonetas que pretendieron desalojar de la Sociedad a los que en ella estaban, pero usando sus bastones éstos rechazaron a los soldados.

A la tarde siguiente regresaron los guardias españoles a la Plaza de Armas, hoy Parque Agramonte, e insistieron en sitiar la Filarmónica. Entonces los valerosos jóvenes que frecuentaban la Sociedad, entre los que se encontraba “Bembeta”, se lanzaron a la plaza donde hubo un violento encuentro entre ambos bandos. Desde el principio de la contienda demostró “Bembeta” sus excelentes facultades como jefe, y pronto se destacó como uno de los más valientes y aguerridos combatientes.

Labor inolvidable

Pese a su corta edad fungió como jefe General de Brigada, participó en distintas batallas y escaramuzas en que tomó parte y en las que siempre fue el primero en cargar al machete al frente de los suyos. Logrando así que se le asignara la misión en el extranjero y recabara fondos para armar expediciones y traer al campo de la revolución pertrechos de guerra que tanta falta hacían.

En octubre de 1873 salió en el barco “Virginus” desde New York, con un gran cargamento de armas que traía para la guerra. El vapor arribó a Kingston, Jamaica, para completar su carga y fue delatada su presencia a las autoridades peninsulares de Santiago de Cuba. El navío fue perseguido por el cañonero Tornado logrando apresar a los tripulantes pero antes los revolucionarios lograron votar por la borda parte del cargamento.

El barco fue conducido al puerto de Santiago de Cuba donde se juzgaría a toda la tripulación, la decisión final del tribunal fue pena de muerte para todos. Cuando Bernabé compareció ante el alcalde de la cárcel se le preguntó su profesión y contestó: “Soldado de la patria”, no quiso recibir los auxilios espirituales que le ofrecieron los sacerdotes nombrados por los peninsulares.

El día 4 de noviembre es conducido al patíbulo junto con el General George Washington Ryan, Jesús del Sol y el General Pedro de Céspedes Castillo, hermano del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes. Se niega a que le vendasen los ojos y a ponerse de rodillas, por lo que es fusilado por la espalda.

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