Existe una profesión que desde hace ya unos cuantos años se le dedica, muy merecidamente, un día en el año, específicamente, el 7 de junio, se honra con su labor que desde mi punto de vista no se conoce con la total profundidad y mucho menos con la amplitud de aristas que posee, y que, además, creo no se le otorga la gran importancia que tienen para la salvaguardia y protección del patrimonio documental de una nación, de un pueblo, de una ciudad, me refiero al bibliotecario; esa persona que organiza, clasifica, cataloga colecciones de libros en una biblioteca, ya sea pública, o especializada, dialoga con el público, lo orienta, le ofrece sugerencias, le busca lo que necesita el usuario para que se vaya complacido y logre satisfacer sus necesidades de conocimientos, investiga, en fin…, me quedé muy por debajo de las disímiles funciones que desempeñan.
Pero si importante resulta su misión, más lo es aún saber por qué se escogió este día, sobre todo porque no estoy tan segura de que se conozca con toda claridad, y es que afortunadamente en esta fecha, en 1812, nace en la Habana un cubano que con el tiempo resultó ser un excelente intelectual, historiador, periodista, abogado y bibliógrafo, considerado como el padre de la bibliografía cubana, esta figura es Antonio Bachiller y Morales.
Para los camagüeyanos resulta significativo este nombre, pues después de ostentar varios títulos entregados a él por la Universidad de la Habana, en el año 1838, obtiene el de Abogado en Puerto Príncipe ante el tribunal habilitado en la audiencia de esta localidad.
A este hombre Martí lo calificó de: “Caballero cubano, americano apasionado, cronista ejemplar, filólogo experto, arqueólogo famoso, filósofo asiduo, maestro amable, abogado justo, literato diligente y orgullo de Cuba”.
Opino todos coincidirán conmigo que el dedicar un día del año a tan importantes trabajadores y además que sea en honor a semejante figura, y si además tiene relación con nuestra Villa, es para todos un orgullo, que aplaudimos fuera instituido en el 1981, mediante el Decreto No.86 por el gobierno revolucionario.
Llegue pues, a través de mis humildes palabras, este sencillo homenaje, y la felicitación meritoria a esos minuciosos y a veces callados hombres y mujeres que diariamente ponen un grano de arena más a la conservación y protección de nuestra cultura cubana; feliz día bibliotecarios.
Foto: tomada de www.cadenagramonte.cu


