La historia de la prensa camagüeyana ve nacer hacia los últimos meses de 1866 su primer periódico literario, El Céfiro. Esta publicación cuenta con una particularidad: su directora Domitila García de Coronado, al fundarlo, se convierte en la primera fémina en crear una publicación periódica en Cuba. La vida de esta singular mujer estaría marcada por la literatura desde sus primeros pasos.
Domitila nace en Santa María del Puerto del Príncipe el 7 de mayo de 1847. En el año 1859 se traslada junto con su familia para Manzanillo, donde su padre, Rafael García, periodista e impresor con ideas progresistas, compró una modesta imprenta en donde se publicaba el periódico La Antorcha. Entre los principales editores de esta publicación estaban los connotados patriotas independentistas Carlos Manuel de Céspedes, y el prestigioso ensayista, periodista, diplomático y animador cultural Rafael María Merchán.
Esta joven asume toda la herencia de su padre en forma de letras, tinta y apoyo a la lucha por la independencia. Desde la temprana edad de 13 años comienza a hacer sus primeras notas de prensa, aunque se desempeñaba más diestra en la composición tipográfica, adquiriendo una sorprendente rapidez. Su destacada labor en esa faena condujo a que le fuera asignada la responsabilidad de montar las letras que conformaron las primeras proclamas en que Céspedes incitaba a los cubanos a librarse del yugo colonial español. En los primeros meses de 1865 el padre de Domitila traslada su periódico a Puerto Príncipe donde vio la luz durante un año aproximadamente.
El regreso
Desde esta ciudad, el 29 de noviembre de 1866, Domitila funda la revista El Céfiro, con una periodicidad semanal, empresa en la que contó con el apoyo de los noveles poetas camagüeyanos Sofía Estévez y Valdés y Emilio Peyrellade. La revista tenía un corte literario y costumbrista, donde se conjugaba perfectamente la poesía, algunas reseñas de espectáculos culturales con los acontecimientos sobre la vida social de la ciudad.
El Céfiro también se convirtió en un espacio donde su redactora principal expresó sus inquietudes políticas; esto lo fomentó su relación con las ideas nacionalistas de Agramonte y con el propio patriota en su estancia en la ciudad. La consistencia de su labor, gracias a su excelente formación gramatical y técnica, consolidada en sus funciones como tipógrafa, hicieron posible que El Céfiro trascendiera a todo el país como una variada y seria reseña del acontecer cultural, histórico y social de la localidad y también del resto de la ínsula. Sin embargo, solo se estuvo publicando hasta noviembre de 1868. Ya en esa época la Revolución liderada por Céspedes conmocionaba a toda la nación.
Legado
Domitila, a pesar de no poder seguir laborando en el Céfiro, continúa sus labores tanto como periodista, escritora y revolucionaria. Contaba con 21 años de edad cuando se le encomendó componer, en la imprenta de su padre, el Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, redactado por Céspedes. Poco después publicó su novela Los enemigos íntimos.
Radicada en la capital colaboró, junto con Enrique José Varona y Juana Borrero, entre otros reconocidos intelectuales, en el periódico científico, artístico, literario, de modas, actualidades y anuncios, El Eco de las Damas. Domitila, de igual modo, escribió para la revista El Eco de Cuba, de ciencias, filosofía y letras, que se había fundado el 15 de septiembre de 1886 bajo la dirección de José María Céspedes y el médico y periodista Tiburcio Castañeda.
En 1870 la joven revolucionaria imprimió, a riesgo de su vida, el periódico independentista Laborante, el cual fue prontamente prohibido por el gobierno colonial español. Una década después, con el afán de dar rienda suelta a su vocación como pedagoga, en 1882 fundó en La Habana el colegio privado Nuestra Señora de los Ángeles, destinado a los niños pobres y huérfanos.
La ciudad de Camagüey debe agradecer, sin lugar a dudas, una publicación como El Céfiro, que retrató su cotidianeidad e hizo gala se riquísima cultura. Además, que nos ubicó una vez más en la historia de la literatura cubana de la mano de Domitila García de Coronado, reconocida escritora, editora y pedagoga.