La entrega de la bandera por Salvador Cisneros Betancourt a Antonio Maceo, no solo significó la despedida y separación oficial del gobierno del ejército mambí, que desde el 29 de noviembre de 1895 también había unido su marcha al Generalísimo; sino también la reafirmación del apoyo a la empresa de la invasión. El presidente en nombre de las mujeres camagüeyanas y en acto solemne, la deposita personalmente en las manos del Titán de Bronce para que la plantase como insignia de triunfo en el Morro de La Habana.
La emotiva ceremonia, efectuada el día 5 de diciembre según las fuentes consultadas, en la que además se premió el patriotismo, valor e inteligencia del héroe, constituyó el cierre de una serie de episodios y toma de decisiones de gran trascendencia como: el análisis de los aspectos estratégicos y políticos de la invasión, el cual incluía la reorganización del Cuarto y Quinto Cuerpo de Ejército que constituirían el Departamento Militar de Occidente; la destitución del general Masó de su cargo como Jefe del Segundo Cuerpo de Ejército por su lamentable conducta en tal gestión, entre otras.
Nuevas designaciones
Asimismo, el análisis realizado en una amplia conferencia que sostuvieron los grandes jefes hasta el 1ro de diciembre en diferentes campamentos confirmaría a Maceo en el puesto de Comandante en Jefe del Ejército Invasor, sin que con ello se olvidara de sus otras funciones; a Carlos Roloff como Secretario de Guerra y a Serafín Sánchez para el mando directo del Cuarto Cuerpo.
Antiguos problemas
La formalidad, en cierto sentido dejó pausados momentáneamente los conflictos surgidos una vez establecida la reunificación de ambos poderes durante los días transcurridos, sobre los modos de actuar, como bien se aprecia en la carta de Cisneros a Estrada Palma, fechada el 6 de ese mes, la que expone la necesidad de evitar la más mínima exposición bélica y por ende derramamiento de sangre. Igualmente se discutieron algunas cuestiones como el traslado de Mayía Rodríguez del Camagüey, opción que finalmente los máximos jefes aceptaron, pues estaba en planes destinarlo a ocupar cargos en el occidente de la isla.
Las situaciones dadas no fueron más que una manifestación de las diferencias existentes entre los dos mandos. Ahora bien, la separación del gobierno respondía a que solicitaba su atención en otros asuntos políticos de gran interés, así como en la necesidad de arbitrar fondos para la compra de armamentos.
Conclusiones
Los días transcurridos entre el 29 de noviembre y el 5 de diciembre de 1895, según los textos examinados desde la triangulación bibliográfica, con sus distintas versiones y perspectivas, fueron jornadas muy importantes, dado que se estableció la organización definitiva de las fuerzas invasoras.
Bibliografía
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Cento Muñoz, Elda y Ricardo Muñoz Gutiérrez. Salvador Cisneros Betancourt: Entre la controversia y la fe. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 2009.
Gómez Máximo. Diario de Campaña (1868-1899). Instituto cubano del ferrocarril. La Habana, 1968.
Miró Argenter, José. Crónicas de la Guerra. T. 1. Instituto del Libro. La Habana, 1970.