Uno de los espacios primigenios del Puerto Príncipe colonial que ha gozado del privilegio de la historia lo constituye la plaza de la ermita y convento de san Francisco de Asís. Cabe señalar que por donde mismo levantaba el sol, creció el “arrabal” de pobres excluidos del nodo urbano oligárquico, que como reseñara un obispo de la Isla, en el siglo XVII, allí se agolpaban indios e indias, negros y negras y mestizos y mestizas, todos mesclados.
Para desgracia el «barrio del Corojo» sufriría el ataque de piratas y hecho que años después relatara el pilluelo Alexandre Esqueling, de quien sabemos que [Henry] Morgan había amenazado a los vecinos con prender fuego al barrio si estos no satisfacían su demanda de dinero y carnes saladas. Si bien ante la amenaza algunos vecinos se diseminaron por las inmediaciones del lugar, la mayoría permanecería para velar por los huesos de sus seres queridos enterrados bajo la cripta funeraria del convento de los franciscos.
El lugar sería ocupado por los Padres Escolapios que ocuparían el convento en el siglo XIX. La remodelación del edificio haría desaparecer el calabozo, sellado el túnel y suprimido el depósito para la pólvora. Finalmente, el siglo XX vería echar abajo la testera del convento y la iglesia.
Desde mayo de 1919 se alzaría allí la iglesia del Sagrado Corazón, obra neogótica realizada por el arquitecto Claudio Muns Piqué y el maestro de obras catalán Jaime Cruanyas Feliú. En su fachada del templo luce el arco abocinado con archivoltas de motivos vegetales. El interior del templo se iluminada por medio de los vitrales policromados importados de Alemania.
De “Palacio” a Policlínico
El comendador de la Real Orden Isabel la Católica Lic. Tomás Pio Betancourt y Sánchez-Pereira como nadie habría hecho modificar la plaza de san Francisco dentro del paisaje histórico urbano de Puerto Príncipe, haciendo que se construyese su casa que integraría otras viviendas en poder de familiares, hasta formar una manzana. Por el calibre de lo construido la edificación fue nombrada «Palacio Tomás Pio», y en tono algo irónico «casa de medio millón»[1]; toda recorrida por galerías en planta alta y en baja para servir de “una sala abierta de veintitrés varas de largo y seis de ancho, muy a propósito para las funciones públicas que ocurran”, es decir, para realizar tertulias y disfrutar de las interpretaciones de la orquesta san Fernando.[2]
Fallecido el propietario, su hija Dolores Betancourt y Agramonte asumiría la vivienda, desde el 29 de octubre de 1890[3]. Poco después por motivo de la Guerra de Independencia de 1895, hallándose en New York, el 31 de julio de 1916, al ordenar su testamento, la camagüeyana dispuso que la morada abriera como Colegio para Niñas y Niños Pobres regida por la orden Salesiana.[4]
De modo que Dolores Betancourt distante de su ciudad natal que sabía ocupada por tropas españolas, dispuso que sus bienes sirvieran para socorrer a los niños y a las niñas que podían ser los más perjudicados en ese conflicto armado. A su retorno al Camagüey debió saber de parientes insurrectos, y hasta asumir responsabilidad por las bóvedas de los Agramonte-Loynaz, Betancourt-Sánchez, los Loynaz-Caballero, los Castillo-Betancourt, y del panteón donde yacían los huesos de su madre y de su hermana, tías del Mayor Ignacio Agramonte.[5]
Después de varios usos educacionales y en franco proceso de deterioro que hacían peligrar su perdurabilidad, y por todos sus valores de la edificación inspirada en el movimiento ecléctico y de influencia del academicismo de primeras décadas del siglo XX, por demás, de las pocas edificaciones con portal de seis arcadas de medio puntos que dan a las plazas de la ciudad, mereció su rehabilitación que estuvo a cargo de la Empresa Ecoin-8 y de la Empresa de Conservación y Restauración de la Oficina del Historiador de la Ciudad. El Día del Constructor, el 5 diciembre del 2005, concluyó la obra civil. En breve comenzaría a prestar servicios asistenciales médicos el Policlínico Integral Docente “José Martí y Pérez”. Con ese inicio la ciudad honraba también al Maestro, porque ese había sido el entorno que recorriera Pepito Martí.[6]
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[1] El Lic. Tomás Pio reunía un capital de 2, 098 250. 38 pesos oro del Banco Español, cifra a la que se sumaba la de su esposa y esta a su vez la de sus padres y parientes.
[2] Integraban el edificio lámparas, cuadros de pared, espejos, muebles importados, carpintería de cedro y caobas, aljibe, jardinería, dos pozos, la más completa biblioteca de la ciudad, y pinturas murales.
[3] Al estallar la Guerra de Independencia de 1895, la Comandancia Militar del Ejército Español dispuso que en la casa nro. 3 de Dolores Betancourt se alojara el General jefe de la Primera Media Brigada de Infantería.
[4] Dolores Betancourt falleció en la ciudad de Camagüey, el 25 de abril de 1921. Testó el 31 de julio de 1915 ante el notario Joseph A. Casas, en New York, Estados Unidos.
[5] Las dos hermanas fueron las esposas del regidor Tomás Pio Betancourt. Dolores Betancourt realizó obras piadosas en beneficio de los pobres por lo que mereció que sus restos fueran colocados en el altar de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.
[6] La familia Zayas Bazán Hidalgo residía en la casa de balcón marcada con el nro. 9 de la calle san Francisco, actual Antonio L. Luaces 109. Estudió José Francisco Martí (Pepito) en las Escuelas Pías, en la plaza de san Francisco.