El equipo de pintura mural, perteneciente a la Dirección de Investigaciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, inició sus labores investigativas en el palacio Pichardo, para evitar la pérdida de sus decoraciones murales y procurar su conservación y restauración con la colaboración de la inmobiliaria del turismo.
Este inmueble se encuentra ubicado en la céntrica calle Avellaneda, nro. 66, antes San Juan, nro. 17, esquina a Tío Perico. Dicha edificación consta de dos plantas y fue construida en 1847 concebida como vivienda, muestra de la formidable posición económica de su propietario, Francisco Pichardo y Tapia [1], abogado de la Real Audiencia, de quien tomó el nombre. Aproximadamente, desde 1977 se convirtió en una entidad estatal al radicar aquí la Dirección de Finanzas, por lo que el cambio de función promovió múltiples transformaciones.
En la actualidad la edificación presenta un alto grado de deterioro como consecuencia del paso del tiempo, la acción directa del hombre y el abandono; además, el edificio está expuesto a vibraciones constantes, hollín, entre otros factores que contribuyen a la contaminación física y ambiental por ubicarse en una arteria de un elevado flujo vehicular como es la calle Avellaneda.
Elementos de su composición
Resalta en el entorno la elegancia y majestuosidad de este edificio, donde se evidencia el tránsito hacia el Neoclasicismo, que se cataloga como palacio, por ser un valioso exponente de la arquitectura doméstica local, posee grado de protección 1.
En su fachada se pueden apreciar las puertas españolas con postigos y las ventanas de cuarterones con guardapolvos conopiales con un avanzado deterioro, el pretil ondulado, rematado con pequeños torreones; en el balcón de la planta alta se conservan seis palomitas de hierro y las esquineras presentan terminación con esferas, al parecer, de bronce.
Por el costado que linda con el callejón de Tío Perico, presenta un balcón de cajón de influencia sevillana muy interesante, del cual hasta ahora no se tienen referencias en este período, lo que le otorga cierto carácter de exclusividad, elemento sui generis de la arquitectura camagüeyana [2].
Valor del inmueble
Otro detalle que le confiere valor artístico al inmueble es el reiterado uso de óculos en forma de estrella de ocho puntas, uno de ellos con cristal de color que actualmente se encuentra quebrado.
Su interior presenta transformaciones y añadidos de los siglos xix y xx, que narran su devenir histórico. Otra de sus peculiaridades es que en ambas plantas se puede encontrar una gran variedad de arcos, como el mixtilíneo, el carpanel, el apuntado y el de medio punto.
Durante la labor realizada por el equipo de pintura mural se halló en la primera crujía una cenefa a nivel de piso de 30 cm de alto, de fondo rojo vino, y en la zona superior una línea color siena que, al parecer, antiguamente decoraba todos los muros de la sala; en algunas partes no se precisa la existencia de pinturas murales por el alto menoscabo del muro, causado principalmente por alteraciones como la humedad, y en otras, por capas superpuestas, que están en proceso de eliminación. En la segunda planta se comprobó la existencia de las imitaciones de sillería y de madera.
La labor del equipo de pintura mural es necesaria debido al cuidado que requieren las pinturas murales que se encuentran en el interior de este prestigioso inmueble.
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[1] El licenciado Francisco Pichardo y Tapia fue bautizado en la Parroquia de Santiago de los Caballeros en Santo Domingo. En Puerto Príncipe se desempeñó como abogado y ocupó el cargo de agente fiscal de la Real Audiencia y secretario honorario de Su Majestad. Véase: Archivo Histórico Provincial de Camagüey ﴾AHPC), Historia de Familias Cubanas, por Francisco Xavier de Santa Cruz y Mallen Conde de San Juan de Jaruco y de Santa Cruz de Mopox, t. 1, Editorial Hércules, 1940, p. 253.
[2] Guía de arquitectura y paisaje de Camagüey y Ciego de Ávila. Camagüey-Sevilla, 2003