Primeros pasos de la farmacopea criolla en Puerto Príncipe

Foto: cortesía de la autora
Share on facebook
Share on twitter

En 1736 se estableció en Puerto Príncipe la primera botica o farmacia. Su dueño se llamó Francisco Casado, así reza el registro.

Después de la secularización de la Real y Pontificia Universidad San Gerónimo de La Habana en 1842, se incluyó los estudios de institución comenzó a formar bachilleres, licenciados y doctores en esa especialidad. De manera que, la carrera de Farmacia pudiera considerarse como una de las primeras carreras universitarias en Cuba.

En 1833 la Real Junta Superior Gubernativa de Farmacia, se funda para formar a los farmacéuticos y autorizar el ejercicio de la profesión a los graduados procedentes del extranjero, siendo ellos los primeros bachilleres, licenciados y doctores en esa especialidad regulados.

Antecedentes

Cuando el conquistador europeo llegó a costas cubanas se encontró entre otras cosas que, los aborígenes tenían una medicina y una práctica farmacéutica primitiva, pero propia. La farmacia es la práctica y la ciencia de la preparación, conservación, presentación y dispensación de medicamentos; también es el lugar donde se preparan, dispensan y venden los productos medicinales. Proviene del griego fármakon, ‘medicamento, veneno, tóxico’. Esta definición es la más universal y clásica que se solapa con el concepto de Farmacia Galénica. Galeno fue un médico griego del siglo II experto en preparar medicamentos.

Institucionalización

A partir de 1834 en lo adelante, los farmacéuticos más conocidos en Puerto Príncipe fueron: Juan Moya, Rafael Varela, Miguel Mojarrieta, José M. Porro, B. Andrades, J. Xiqués, N. Porro, Salvador Ramos, N. Rodríguez, S. Menéndez y Felipe García.  Unos años más tarde, en 1847, se introduce la anestesia general con éter, luego de empleó el cloroformo.

Diagnóstico

Para combatir los dolores de vientre, diarreas y vómitos.

Método

Tómese de opio bruto un dracma. De catecú, dos dracmas. ─ Medida de peso utilizado en farmacia, equivalente a la octava parte de una onza, es decir, tres escrúpulos o 3594 miligramo(s) ─ De tanino puro, seis gramos. De cuervo de ciervo calcinado, nueve onzas. Pulverícese todo y divídase en 216 papelillos iguales.  Se disolverá un papelillo en dos cucharadas de agua azucarada y se le dará al enfermo de hora en hora, mientras no cesen los referidos síntomas; no tomarán alimentos ni medicina hasta pasadas las cuatro horas. Podrá tomar agua y azúcar tibia por cucharadas. A las 24 horas empezará a tomar caldos. Si el estómago está ocupado no tomará el medicamento, sin antes desalojarlo, dándole a beber agua tibia. Si se enfriara el enfermo, se envolverá en frazadas sahumadas con alhucemas y se le pondrá sinapismos de agua y mostazas.

Tratamiento pediátrico

Los niños que pasan de dos años, tomarán la mitad del papelillo, y los que no lleguen a esta edad tomarán la quinta parte.  A razón de dos reales sencillos cada seis papelillos.

Farmacéuticos en las guerras de independencia

Se destacaron los doctores Enrique Álvarez Martínez quien formó parte del Cuerpo de Sanidad Militar, atendió a los enfermos y heridos y murió víctima de cólera en Camagüey en 1871, perteneciendo al Ejército Libertador. El doctor Eduardo García Pulido, independentista estableció su farmacia luego en Camagüey. Se distinguen Caroliano Sariol,  también Gregorio Menéndez quien  zarpó con su hermano desde Nueva York en el 1896 vino en una de las expediciones del General Emilio Núñez operando en Camagüey con el general Molinet hasta que terminó la guerra. Por sus méritos alcanzó grado de comandante y cuidó del Botiquín de la guerra.

Hacia finales de 1897 había 56 farmacéuticos en todo el ejército mambí. ,

Bibliografía

Abreu Ugarte, Jorge Eduardo (S/F) Experiencias aportadas por los médicos militares cubanos en las guerras por la independencia del siglo XIX, material en PDF.

Kouri, Jr., Yamil H. Las Instituciones Militares de Salud en Cuba durante la Guerra de Independencia (1895 – 1898), material en PDF.

Más relacionados