Para mantener viva la memoria histórica

Foto: Cortesía de la autora
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Como expresara Fidel… “Defenderemos la Revolución, defenderemos la patria con toda la energía que seamos capaces, lucharemos sin desaliento, sin tregua, mientras más difíciles sean las circunstancias, más altas tiene que ser la moral, más elevado nuestro espíritu y más sólida nuestra firmeza”.

Bajo esos principios, nos reunimos esta mañana, unos 50 camagüeyanos, para rendir homenaje en el aniversario 171 de su fusilamiento a: Joaquín de Agüero y Agüero y sus compañeros: Miguel Benavides, Fernando de Zayas y Tomás Betancourt.

En la plaza que hoy lleva su nombre, otrora Sabana de Méndez, convocados por el Distrito del PCC y la Oficina del Historiador, hubo trova a “los imprescindibles”, por el compositor Antonio Batista.

Luego de izar la bandera e interpretar el himno nacional a viva voz, se rememoraron detalles importantes, que no deben olvidarse sobre esos patriotas, que adelantados a Céspedes, casi dos décadas antes de la Demajagua, ya buscaban el camino de la independencia.

Rememorando

El 4 de julio de 1851 Joaquín de Agüero se declara en rebeldía contra la metrópolis española. Poco después él y sus seguidores fueron atacados por fuerzas españolas, donde 150 soldados combatieron contra 10 valientes cubanos.  Fracasado el movimiento, Joaquín se dirige hasta un punto de ganado en la costa norte, donde pensaron abandonar la isla.

El 23 de julio fueron capturados y en el cuartel de caballería, hoy Museo Provincial, quedaron incomunicados, donde se dispuso de un consejo de guerra para eliminarlos.

El proceso finalizó  y ante el consejo que lo interrogaba, con la dignidad que lo caracterizó siempre, Joaquín de Agüero alegó: “No reconozco a este Tribunal con derecho a juzgarme”.

Triste final

El Consejo de Guerra, dictó sentencia de muerte para Joaquín de Agüero y sus compañeros. El General Lemeray ofreció el indulto a cambio del arrepentimiento de los reos y su adhesión a España, ante esto Agüero respondió;

“No me hare traición a mí mismo, siempre he sido fiel a mis principios, nada he hecho en esta vida que pueda avergonzarme en esta materia, Zayas, Benavides y Betancourt, se muestran igualmente Grandes e identificados conmigo”.

El 12 de agosto de 1851, fueron fusilados en la Sabana de Méndez, hoy Plaza Joaquín de Agüero. El pueblo camagüeyano guardó luto por sus hijos queridos, mantuvo por varios días las puertas de sus viviendas cerradas, demostrando así, su denuncia al injusto asesinato.

El homenaje

Para mantener viva la memoria histórica, a 171 años de aquel fusilamiento, reunidos en la plaza Joaquín de Agüero, el historiador Ricardo Muñoz repasó momentos que precedieron a la ejecución, recordó que, según relatos de la época, los reos fueron trasladados a pies del museo a la plaza, luego los pusieron un metro de separación y 16 soldados apuntaban a sus cabezas.

Minutos antes de escucharse la orden de disparar, uno de los camagüeyanos gritó: ¡muero por la libertad de Cuba!

Al describir tan emotivos pasajes de valor y sacrificios, el historiador pidió que, en honor a estos hombres, que ofrendaron su vida por la libertad, no debemos dejarnos confundir, ante situaciones difíciles la dignidad debe guiarnos, por tanto, hoy y siempre, que nuestro grito sea: Viva Cuba Libre.

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