Por: Grupo de especialistas de la Dirección de Proyecto Ohcc
Ubicada en la calle Salvador Cisneros No. 177 esquina a Martí encontramos excelsa a la Biblioteca Provincial “Julio Antonio Mella” llena de historia que contar, por eso hoy desde la arquitecta y su visión profesional la visitamos.
En sus usos anteriores encontramos que fue vivvienda, Sociedad Filarmónica, Casino Español y Liceo de Puerto Príncipe. Además de ser remodelada por el Arq. Francisco Herrero Morató, en 1945 y conservarse con grado de protección 1.
Un poco de historia
Se tiene conocimiento de la existencia de este edificio desde la década del 30 del siglo XVIII, cuando perteneció al regidor Jacinto Manuel Hidalgo y Agramonte. Luego fue propiedad de los marqueses de Santa Lucía, hasta que se convirtió en institución cultural: primero Sociedad Filarmónica, luego Casino Español, más tarde Liceo de Puerto Príncipe y por último en 1963, Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella.
El edificio original fue transformado en varias ocasiones, en 1859 se moderniza en base a códigos neoclásicos y en 1945 se reconstruye como está en la actualidad, en el que predominan los rasgos neocoloniales.
Su fachada se encuentra dispuesta horizontalmente con un gran portal cerrado por una arcada de medio punto, aspecto que a pesar de que introduce un nuevo elemento inexistente en ese espacio urbano – el portal-, queda muy bien integrado en el contexto.
Detalles de su arquitectura
La carpintería, conjuntamente con la arcada, le confiere ritmo a la fachada tanto en la planta baja como en la planta alta. En el nivel superior se extiende un balcón corrido. Los vanos de las puertas están rematados por una singular moldura mixtilínea al igual que los del extremo de la planta baja. En lo alto de la fachada se destaca un pretil ondulante con seis torrecitas.
En su interior se abre paso una escalera sobre la cual se destaca un óculo cuadrifoliado con vitrales de colores. La carpintería se enmarca en vanos que terminan en arcos de medio punto y vitrales.
El patio central muestra la herencia de los patios camagüeyanos y a él se asoman las arcadas de medio punto de la planta alta. En su centro hay una pequeña fuente que armoniza con las dimensiones del espacio.