Cuando Cristóbal Colón llegó a Cuba se percató de que la población aborigen contaba con medicina y primitivas prácticas farmacéuticas. Esto no debería asombrar a nadie, pues los distintos pueblos y culturas del mundo desarrollaron métodos y técnicas para preparar y conservar “remedios” o medicamentos, incluso papiros que datan del 1500 a.c hablan de este tipo de habilidades.

En Cuba

Según refiere el artículo “Apuntes Históricos de la Farmacia en Cuba”, las primeras noticias que se tienen del arte de curar en la Isla datan de 1519, cuando partió hacia México una expedición con Hernán Cortez a la cabeza, en la cual iba en funciones de boticario un joven soldado de apellido Murcia. Además, señala que el 26 de febrero de 1569, se autorizó al Licenciado Gamarra para ejercer las tres ramas: medicina, cirugía y botica; siendo este el único que podía dar el consentimiento para que otros practicasen.

Ya para el año 1598 había dos boticas en la Habana, la de Sebastían Milanés y la de López Alfaro, las cuales recibían las medicinas de Castilla, motivo por el cual en la mayoría de las ocasiones estaban mal estado.

En Camagüey

La primera botica de la que se tienen referencias en Puerto Príncipe es la de Francisco Casado, en el año 1736, aunque no es hasta la década del 30 del siglo XIX que empieza a tomar auge la profesión, luego de que en 1833 se fundara la Real Junta Superior Gubernativa de Farmacia; con el objetivo de formar farmacéuticos y permitirle el ejercicio de la profesión a los graduados en el extranjero.

Según refiere la investigadora Kezia Henry, a partir de esa fecha algunos de los farmacéuticos más conocidos en el territorio fueron: Juan Moya, Rafael Varela, Miguel Mojarrieta, José Porro, B. Andrades, J. Xiques, N. Porro, Salvador Ramos, N. Rodríguez, S. Menéndez y Felipe García.

La memoria

En la actualidad, tanto el Museo Provincial Ignacio Agramonte, como distintos museos municipales, atesoran colecciones de artículos empleados por los primeros farmacéuticos del territorio. Al respecto, la MSC. Gloria Santos Luna refiere, que la del Museo Provincial cuenta con frascos de vidrio para almacenar productos de farmacia, pomos con tapas, balanzas, sifones, estuches homeopáticos, morteros, probetas, embudos, copa graduada; regla, entre otros artículos pertenecientes a Fernando Betancourt y una loza pildorera de porcelana relacionada con la Farmacia Xiques. Cabe destacar que se preparan las condiciones para poder disfrutar de estas colecciones en una sala expositiva del Museo San Juan de Dios, sitio que por muchos años fue un hospital y en el cual se llevaban a cabo prácticas farmacéuticas.

Santos Luna refiere también, que el Museo de Vertientes posee un mortero procedente de Inglaterra del año 1940, confeccionado en mármol, que fue usado por el primer farmacéutico de esa localidad, Hermenegildo Díaz Reyes.

Por último, agrega que el Museo de Minas cuenta con una colección compuesta por pieza utilizadas por José Aurelio Menéndez García, primer médico local. En ella sobresale una copa graduada, agitador, frascos, matraz, morteros, brazos de morteros, predominando el vidrio y el mármol como principales materiales de fabricación.