Por: Denys Rodríguez Bernet
Los hallazgos arqueológicos constituyen parte de los mitos que han desdibujado de la arqueología su carácter científico. La literatura, y especialmente el cine, han contribuido a afianzar la visión de los grandes tesoros de culturas antiguas en correspondencia con las leyendas de los objetos. En 2012 se informó un hallazgo arqueológico en la Carretera Central, donde se personaron los arqueólogos para estudiar el material encontrado.
En el presente milenio, Camagüey no ha escapado de esas fabulaciones que tienen a la arqueología como protagonista, en sitios habitacionales y públicos donde los descubrimientos de objetos de cerámica aborigen, coloniales, piezas de metal, de vidrio, restos humanos y de dietas se han convertido en textos culturales de épocas pasadas.
Las excavaciones en los parques Ignacio Agramonte y José Martí, el antiguo Hotel Habana, el segundo claustro de San Juan de Dios, el Palacio Pichardo, la cárcel y otros sitios de la ciudad cabecera; así como en Punta de Guincho (Nuevitas) han arrojado conocimientos acerca del patrimonio arqueológico, a partir del estudio de los restos recuperados.
Sin embargo, la arqueología también se nutre de los descubrimientos fortuitos. Uno de los menos conocidos fue el que ocurrió en junio de 2012 en la rotonda de la Carretera Central, cerca de la Terminal de Ómnibus Interprovincial. Allí, al realizarse un movimiento de tierra, se encontró un alijo de armas y varios fondos de botellas de gres de cerámico -comúnmente llamadas canecas- y una herradura.

La Oficina del Historiador de la Ciudad, que posee el único grupo de arqueología certificado para esta actividad, acudió al lugar para estudiar las evidencias y constatar mediante la investigación histórica la posibilidad de que estuvieran en correspondencia con el fuerte español Punta de Diamante, construido como parte de las obras de fortificación de la ciudad en 1870.

Aportes de la investigación
La investigación histórica aportó que el lugar corresponde al sitio donde estuvo situado dicha fortificación. Este pertenecía al sistema de fortificaciones que las autoridades españolas construyeron durante la Guerra de los Diez Años, ubicado al este de la villa, en el Camino Real que continuaba hacia Santiago de Cuba y se bifurcaba en forma de Y o punta de diamante hacia el sureste; de ahí su denominación. El fuerte estaba rodeado por una empalizada y un foso, con una guarnición de casi 300 hombres armados.
Como antecedente de ese hallazgo se produjo uno similar en abril de 1989. En aquella ocasión, el periódico Adelante reportó la noticia. Fueron encontrados un fragmento de muro de ladrillo y una tercerola[1], fortuitamente como parte de las labores de construcción de la Terminal de Ómnibus Interprovincial de Camagüey, lo cual generó interés en la población y muchas interrogantes.
Análisis del material recuperado

Entre las armas recuperadas se contaron ocho restos de fusiles de marca Remington, además de dos fragmentos de machetes -en mal estado de conservación y muy oxidados por el intemperismo y la humedad, que impiden visualizar marcas de fabricación y procedencia, en cuanto si fueron manufacturadas en Estados Unidos o España. Aunque sí se pudo constatar, por su forma, que pertenecen a tercerolas.
La infantería española empleaba los fusiles Remington como arma oficial desde 1871, compradas en los Estados Unidos, hasta que llegó a producirse en España y fueron sustituidos por el máuser en 1893. Los mambises usaron esta arma hasta el final de la guerra del 1895.
A partir de esto se manejaron varias hipótesis. Una, que con el cambio de sistema de arma fueron desechadas para evitar su utilización. Otra, que luego de la firma del Pacto del Zanjón el 28 de febrero de 1878, las fuerzas camagüeyanas del Ejército Libertador, al entrar a la villa por la zona este -por donde se encontraba emplazado el fuerte- fueron obligadas a deponer las armas como señal de rendición.
En cualquier caso, los fusiles fueron desechados en un pozo o zanja defensiva que rodeaba al fuerte con el cañón condenado, es decir quebrantado y machacado, para evitar que fueran usadas.
La arqueología contribuye al estudio del pasado. De ahí la importancia de que los hallazgos fortuitos sean informados adecuadamente a las entidades encargadas de resguardar y preservar nuestro patrimonio histórico cultural, para que los restos materiales que se recuperen no sean desechados, sino estudiados y que respondan incógnitas que aún no han sido reveladas.
Referencias
Labrada, E. (Jueves, 20 de abril de 1989). ¿Restos del Fuerte Punta de Diamante? Periódico Adelante, pág. 6.
Ramos, A. (1984). Las armas del ejército mambí. La Habana: Política.
Springer, J. A. (1874). Puerto Príncipe – Cuba. Informe de viaje del Cónsul de Estados Unidos en La Habana remitido a su Gobierno. Washington D.C: Nacional Archives.
[1] Arma de fuego usada por la caballería, un tercio más corta que la carabina.