Adiós a la historiadora apasionada, a la maestra, a nuestra Elda

Fotos: Mailet Padilla Paneca
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Cientos de rosas rojas coronaron la despedida de la admirada dama en la sede de la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey (OHCC).

Allí se reunieron todos sus amigos, compañeros, admiradores de sus saberes, alumnos y pueblo en general para despedir a la historiadora apasionada, la estudiosa incansable y maestra de varias generaciones Elda Esther Cento Gómez; Premio Nacional de Historia en 2015, fallecida en la tarde del lunes 28 de octubre, en La Habana.

Antes que el sol asomara comenzaron a llegar trabajadores de varias dependencias de la Oficina para preparar, justo en el sitio que laboró sus últimos 20 años y por el cual sentía un cariño especial, un recinto adecuado para la obra y delicadeza de esta mujer.

La historiadora

En estos 10 años que llevo junto a la Oficina del Historiador, al pensar en ella, se posan en mi mente recuerdos de una mujer siempre elegante, presumida. Sobre todo, me conmovía su pasión por los temas relacionados con la historia de su querido Camagüey y principalmente con la figura de Ignacio Agramonte.

En cada aniversario del natalicio de “El Bayardo”, frente a su casa natal, hablaba apasionadamente del hombre tierno y hermoso pero testarudo y bravo en el combate.

Elda, quien fue también Presidenta de la Unión de Historiadores de Cuba, era además Miembro Correspondiente de la Academia de la Historia y de la Unión de Escritores y Artistas de la nación. Mereció el título de Hija Ilustre de la provincia de Camagüey. Ostentaba igualmente la Distinción por la Cultura Cubana y el reconocimiento la Utilidad de la Virtud.

La pasión por la identidad nacional y los héroes de su terruño, la entrega al esclarecimiento de la historia del Camagüey, desde otras miradas y autores en sus Cuadernos de Historia Principeña, son parte de la huella indeleble que deja Elda en la tierra de El Mayor.

El adiós desde la Oficina                                

Por decisión familiar sus restos fueron expuestos desde las 10.00 de la mañana hasta la 2.00 de la tarde para luego ser cremados.

En el edificio de la Oficina del Historiador recibió todas las muestras de respeto y admiración de muchas personas que no cesaron de llenar el recinto.

Llegó la hora señalada para el traslado. No hubo guardia de honor planificada, sin embargo, faltando 20 minutos para las 2.00 pm, todos los presentes nos agolpamos de pie y en silencio cerca del féretro.

En el triste y largo silencio que deja la muerte, se escuchó la llegada del carro fúnebre, los familiares y amigos cercanos comenzaron a recoger las rosas y ponerlas sobre el techo del auto, sobre cuatro hombros Elda fue trasladada, el silencio continuaba… partió el cortejo.

Descanso eterno

Llegó el momento del último adiós, sus cenizas fueron al descanso eterno en un panteón ubicado en la calle central del cementerio, cerca del historiador Torres Lasqueti y de otros investigadores que trazaron el camino por el que Elda avanzó.

A la entrada de la Necrópolis, su alumno y hoy Director de Investigaciones Históricas de la OHCC, Iván Mora Domínguez, realizó la despedida del duelo que emocionó a los presentes; al rememorar el quehacer incansable de la maestra e investigadora.

Partió el cortejo, la Banda Provincial de Conciertos acompañó el recorrido con la interpretación de “El  Mambí”, del camagüeyano Luis Casa Romero. Con las notas de fondo, sus hijos la depositaron en su última morada. Cesó la melodía y regresó el silencio,  la emoción, nadie se retiraba.

Seguíamos de pie frente a la losa de mármol, junto a ella quedaron las rosas que la acompañaron durante toda la jornada, cada trabajador puso la suya como muestra de respeto.

 

Volvimos a detenernos

José Rodríguez Barrera, director de la Oficina del Historiador y su amigo de tantos años de labor por la ciudad y su historia, invitó al último aplauso, con el que se dice “Hasta Siempre” a los hijos gloriosos de la ciudad de los tinajones.

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