Si le pedimos a Alain Hidalgo Burgo que defina al colectivo del Centro de Interpretación del Patrimonio, nos dice que cada día sus integrantes entregan mucho amor al público.
El proyecto, que inició con unos cuadrantes de la maqueta del Centro Histórico de la Ciudad de Camagüey, ha ido creciendo en estos años, para ganar un sitio especial en el corazón del pueblo.
Alain es el papá de la familia Hidalgo – Alanín, la cual desde hace tres años ha resultado ganadora en el verano, como la más fiel participante en las diversas actividades que propone la Oficina del Historiador en la etapa estival. Ellos son asiduos al Centro de Interpretación, del que ya forman parte.
En un encuentro informal, sentados en el salón donde se encuentra la maqueta, logré intercambiar con los cuatro integrantes de esa alegre familia, para contarles cómo ven a este proyecto tan hermoso.
Los niños
La especialista Mauren González es muy querida por todos los miembros de la mencionada familia. Su dulzura con los niños es retribuida con la confianza que ellos le profesan, por eso es la mediadora para nuestra conversación.
De inmediato, Kalec -el mayor de los hijos- rompe el hielo; y muy seguro de sus palabras, con una fuerte voz que demuestra su cercanía a la etapa de la adolescencia, confiesa que este lugar es maravilloso.
Él disfruta crear maquetas. Por eso, su obra del último verano, nacida a partir de materiales reciclados, fue una casa antigua de la ciudad colonial. Al jovencito también le apasionan los recorridos por rutas históricas; sin embargo, no es Arquitectura lo que espera estudiar, sino Veterinaria, porque ama a los animales y a la naturaleza.
Durante nuestro diálogo, felicita al colectivo del que ya se siente parte, y confiesa sus deseos de seguir junto con ellos por muchos veranos.
La pequeña Zalec no quiso hablar; pero al mencionarle a sus amigos los payasos Cebollita y Florecita y a la joven Maquetina, brillan sus ojitos, y susurra que son muy divertidas las vacaciones en el Centro de Interpretación del Patrimonio.
La visión de los padres
Junto con sus niños, Irina Alanín disfruta de los viajes programados. Entre ellos, el del tren es su preferido. Ella halaga mucho la idea de incluir en los recorridos lo mismo el espacio “Pasos con payasos”, que la visita a una plaza o una edificación, y cerrar con un paseo por el Jardín Botánico o el Casino Campestre. Es una forma creativa de educar en el tema de los valores patrimoniales, opina Irina.
Desde que hace tres años descubrieron en familia este tipo de propuestas de la Oficina del Historiador, los niños prefieren disfrutar las vacaciones con los integrantes del colectivo de la Maqueta; donde disfrutan, y al mismo tiempo aprenden.
Por su parte, el papá resume: “Nuestra familia se siente muy bien recibida aquí. Somos parte de este colectivo, tenemos una linda amistad con todos, porque su buen trato y preparación profesional los distingue.
No solo mis hijos, todos los niños que se acercan a estas actividades aprenden y descubren los tesoros de nuestra querida ciudad. Creo mejor no mencionar nombres de los expertos. En general, todos tienen un lugar en nuestros corazones, pues su entrega enamora”.
Después de contarles la mirada de una familia a la Maqueta del Centro Histórico de la Ciudad de Camagüey, solo me resta unirme a los buenos deseos de todos los seguidores de esta importante institución, que ha conquistado al público camagüeyano con su labor y entrega.