El Cementerio General de Camagüey es el más antiguo del país en funcionamiento, los 205 años de fundado ameritan su preservación. Diversos estilos arquitectónicos de alto valor patrimonial nos recuerdan a los de la ciudad, solo que estos son las moradas de la eternidad.
Por tales razones, la Oficina del Historiador convocó a su equipo multidisciplinario, a la dirección Provincial de Servicios Comunales y a los artistas del Fondo de Bienes Culturales, para realizar una intervención en puntos de interés histórico, que ya recuperan los detalles e imagen.
Los sitios de intervención son el primer y segundo tramo, algunas bóvedas en las calles tercera, cuarta y el panteón de los combatientes caídos en misiones internacionalistas en África.
Mientras se trabaja en los pormenores de cada sepulcro, quiero acercarlos a las historias de cada personalidad que hallaremos en un recorrido por los caminos a la eternidad.
La ruta de hoy va por el cuarto tramo y lleva música de los Soneros de Camacho, pues nos acerca a su legendario Nené Álvarez, padre de soneros. Los aportes que realizó al género musical desde esa, su agrupación por más de 30 años, son los méritos que lo hacen inolvidable.
Adiós a un Sonero Camagüeyano
Justo dentro del evento-sonido musical camagüeyano de 24 horas- que cerró la semana de la cultura camagüeyana, el 8 de febrero de 2017, el sonero en activo más longevo de Cuba, Enrique (Nené) Álvarez Quevedo decidió partir de este mundo.
Al despedirse de su público contaba con 90 años y una vida dedicada a su querida música. Al decir de sus amigos y compañeros de trovadas: Nené era de esas personas alegres y nobles, que te hacen amar el son.
Reconocimientos
No tuvo en vida muchos homenajes formales, sin embargo el pueblo, que desbordó el recinto donde se expusieron sus restos mortales, dio sobradas muestras de cariño y emoción durante toda la mañana que antecedió al sepelio. La casa de la cultura Ignacio Agramonte, ubicada en la calle Cisneros, fue testigo de los emotivos actos que acompañaron al último adiós.
Coronas y adornos florales enviados por ministros y personalidades de la cultura, la flor sencilla de manos de los camagüeyanos y sus medallas por 25 y 30 años de labor, así como la del Sindicato de la cultura, junto a la Distinción Espejo de Paciencia, acompañaron la velada.
Al partir
Junto a su hijo Adalberto Álvarez, conocido en el mundo artístico como El Caballero del Son, las agrupaciones camagüeyanas, Ballet Folclórico y Rumbatá, guiados por la Asociación Yoruba, en voz de su presidente Lázaro Rodríguez, ofrecieron el homenaje final.
Un triste violín, ejecutado con precisión, por una joven del conservatorio, anunció que se acercaba el adiós, así se hizo un silencio incómodo y muchos rostros dejaron caer sus lágrimas.
A continuación, sus “Soneros de Camacho” agrupación a la que dio las mejores energías durante los últimos 30 años, ofrecieron ante el féretro, el tema preferido por Nené: Sabor de Engaño. Emocionados los músicos y asistentes, al fondo solo podían escucharse los sollozos.
El toque de tambores, para santificar la partida y anunciar su entrada al cielo, según la religión que abrazaba: La santería, indicaron el momento de alzar en hombros el cuerpo y llevarlo hasta la salida.
En la calle el paso era imposible, la multitud en silencio aguardaba el tiempo de acompañar el cortejo. Una vez depositado en el carro fúnebre, comenzaron a nacer los aplausos, lágrimas y vivas, que despidieron al querido sonero camagüeyano.
En cada presentación del grupo en la Casa de la Trova, recordaremos siempre la alegre figura de Nené Álvarez, el padre de los soneros Adalberto y Enrique Álvarez.
Los aportes que realizó al género musical que defendía desde su tierra natal, lo mantendrán presente en cada canción, porque como dice su tema favorito: Lo hacía con el corazón.