La Avenida de la Libertad, un lugar marcado por el patriotismo

Foto: José A. Cortiñas Friman
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Los estudios de las ciudades poseen retos que van más allá de las transformaciones de sus espacios públicos, repertorios arquitectónicos o el propio crecimiento urbano. Uno de los más singulares es el acercamiento a la toponimia como  aspecto esencial de la identidad local.

Un análisis al respecto proporciona más preguntas que respuestas. Una de las primeras interrogantes debe ser: ¿Por qué en Puerto Príncipe, durante la denominación española, numerosos habitantes de esta tierra se identificaban como camagüeyanos, gentilicio que se deriva del vocablo aborigen Camagüeybax?

Varias respuestas acuden a la historia. Una es insoslayable, el sentido de pertenencia, aquel que también prevalece en la explicación que brinda el prestigioso investigador Marcos Tamames Henderson, en el texto “Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia” , el cual se ha convertido en una suerte de brújula para comprender y sortear la dicotomía entre los nombres antiguos y modernos de El Camagüey.

En ese sentido, es comprensible la relevancia de una de las arterias fundamentales de la ciudad, aquella que indistintamente los lugareños reconocen con los nombres de Avenida de la Caridad -desde el siglo XIX- y Avenida de Libertad -en el XX- aunque esta última denominación en cierto momento fue atribuida erróneamente a la entrada de la Caravana de la Victoria en 1959.

La notoriedad de bautizar ese camino como Alameda de la Caridad en 1843 indica un signo de modernidad que sería reforzado con la composición morfológica del espacio, los rasgos singulares del repertorio doméstico con la presencia de grandes portales y  la construcción del santuario a la Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad, mandado a edificar por el matrimonio Carlos Bringa de la Torre y Juana de Varona y Barrera.

Sin embargo, existe un hecho relevante que tiene lugar el 30 de noviembre de 1898: La entrada de las tropas mambisas del Tercer Cuerpo del Ejército Libertador, fundado el 10 de octubre de 1895 con una fuerza aproximada de 6695 patriotas que llevaron a cabo más de 396 acciones combativas y 140 combates en los límites territoriales de la región.

Temprano en la mañana de ese día, el toque de la diana mambisa, el repicar de las campanas de la Iglesia de la Caridad y los acordes de la banda de música de la ciudad bajo la dirección de Víctor Pacheco anunciaban la entrada de los mambises a Camagüey.

Al frente avanzan los miembros del Cuartel General del Tercer Cuerpo con su jefe, el general de División Lope Recio Loynaz, seguido de su Estado Mayor, y dos personalidades paradigmas de las luchas independentistas: Salvador Cisneros Betancourt y Rosa La Bayamesa.

La vanguardia fue ocupada por una escuadra de infantería, seguida por los batallones de esa propia arma, Gómez, Jacinto y Oscar Primelles, todos de gran prestigio por el valor demostrado en la contienda libertadora. Los regimientos de caballería, Eduardo, Agramonte, Caonao, famosos por la organización y coraje de sus protagonistas escoltan a sus compatriotas.

Y por otra parte, el pueblo saluda a quienes desde la civilidad como prefectos, subprefectos, gobernadores, jefes de postas y predios habían contribuido a la Revolución. Los soldados, jefes militares como Braulio Peña, Benjamín Sánchez Agramonte, Aurelio Batista, Carlos Agüero, Fernando Espinosa, Maximiliano Ramos, Rafael Labrada, Joaquín Barreto, entre otros acompañan su porte marcial con los gritos de “Viva Cuba Libre”.

El acontecimiento definiría su nombre actual de Avenida de la Libertad, que fue aprobado por el Ayuntamiento el 23 de enero de 1899. Sin embargo, la Sociedad Cívica y la Asociación de Veteranos de la Independencia, ante un posible cambio de nombre en la década de 1940, defendió su nombre aludiendo que “La Avenida de la libertad se santificó con la entrada triunfal de nuestro Ejército Libertador”.

En 1948, la sociedad camagüeyana se apresta a celebrar el cincuentenario del suceso con un recorrido similar desde la Avenida de la Libertad, pasando por el Casino Campestre, el Parque José Martí y la Plaza Maceo, hasta el Parque Agramonte -escenarios ideales para depositar ofrendas florales a los patriotas Salvador Cisneros, José Martí, Antonio Maceo e Ignacio Agramonte.

Hoy, a 124 años de aquel día significativo, no siempre se recuerda el acontecimiento con la trascendencia que tiene. Honremos la memoria de los patriotas, de los camagüeyanos que apostaron por llevar a la memoria cultural una parte de nuestra historia.

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