Un viaje en la historia con Gustavo Sed Nieves

Foto: Archivo OHCC
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Conocer al profesor Gustavo fue algo muy positivo en su vida. Gracias a su apasionada confianza en los jóvenes interesados en la Historia, Walter encontró el camino de quienes aman su terruño. Así me lo confesó el Licenciado en Historia y Marxismo, Walter Moronta Machín, quien tuvo la dicha de ser discípulo del historiador camagüeyano Gustavo Sed Nieves; y desde entonces, las maneras de buscar y analizar cada hecho o personalidad le mostraron un mundo maravilloso.

Cómo se cruzaron los caminos

La historiadora Elda Cento fue la tutora de su trabajo final de cuarto año de la carrera. Ella los presentó, y así comenzó una complicidad en la búsqueda e investigación de familias camagüeyanas que fueron a la Guerra de Independencia.

De esa manera, Walter descubrió archivos privados de las mencionadas familias: documentos muy valiosos y poco conocidos a los cuales solo el profesor Sed tenía acceso.

Entre las familias camagüeyanas que partieron a la guerra se encontraban los Loret de Mola, los de Miranda y los Boza. De los que más se ha escuchado hablar es de estos últimos, por la notoria figura de Bernabé Boza Sánchez, quien fue patriota cubano del ´68 y del ´95, y General de brigada del Ejército Libertador.

Bernabé destacó por su participación en varios frentes, pero su cargo más conocido fue como jefe de la escolta del Mayor General Máximo Gómez. Ocupó deberes políticos al finalizar la guerra del ´95, hasta su muerte en la capital en el año 1908, a causa de una peritonitis.

En busca de las raíces de su investigación y con el empuje de Gustavo, el joven estudiante de Historia, que continuó su trabajo como una propuesta doctoral, llegó a la calle 26 del Vedado Habanero -donde vivía en la década del ´90 del pasado siglo, un nieto de Bernabé Boza.

Ya con 70 años, Bernabé Máximo Boza Duval guardaba documentos de la familia y la mascarilla mortuoria de su abuelo mambí. Con orgullo llevaba como segundo nombre el de El Generalísimo.

En todo ese camino estuvo la guía de su profesor Gustavo, quien lo acompañó en cada avance de su investigación, moldeando su interés y pasión por las figuras de la localidad, en ocasiones poco tratadas y hasta olvidadas.

Gustavo Sed Nieves

Su forma de ser cautivaba a todos sus colegas y conocidos. Era muy sencillo y dominaba cada hecho histórico como si lo hubiese vivido.

Recordando con agrado, Walter vuelve a su primer encuentro con el historiador. Cuenta que cuando llegó a su casa, en el reparto Puerto Príncipe, iba con timidez, pues conocer a una personalidad de su talla lo sobresaltaba, pero resultó tan afable que al minuto ya le parecía su amigo de siempre.

Era tan bonachón con los jóvenes que en ese primer acercamiento le prestó un libro, el cual luego descubriría como una de las joyas más importantes de la Historia de Cuba.

Ha pasado el tiempo y aún admira el orden perfecto en que mantenía las biografías y los apuntes que atesoraba. Dice que era como un catálogo de la biblioteca y sabía ir directo a cada material, sin equivocar el lugar.

De la mano de aquel amante apasionado de la ciudad y su gente, Walter descubrió cuánto camino hay por desandar en el pasado, moldeó su camino profesional y vio de cerca cómo Gustavo se nutrió de familiares cercanos a grandes patriotas, quienes le confiaron las interioridades y secretos, tal es el caso de Herminia Agramonte Simoni, la hija de El Mayor.

Con un aire de nostalgia expresa que se siente en deuda con el maestro, pues hoy no sigue impartiendo clases de Historia en la Universidad, pero para mantenerse activo en su profesión, hace más de un año gesta un sitio web, con cinco mil seguidores en Internet: Camagüey en los recuerdos.

Al resaltar los valores patrimoniales de la urbe desde ese espacio, siente que mantiene vivo el legado de su profesor, que tanto influyó en varias generaciones de investigadores solo a cambio de un compromiso: no olvidar el pasado.

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