Un canario en las filas del Ejército Libertador: Manuel Suárez Delgado

Foto: Cortesía de la autora
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Los extranjeros que pelearon en las filas del Ejército Libertador en la región de Camagüey jugaron un rol extraordinario no solo por la lealtad que probaron a la causa cubana, el arrojo y patriotismo demostrado, sino también por la preparación y experiencia que muchos poseían. Máximo Gómez, Henry Reeve, Thomas Jordan, Manuel Suárez, entre otros, son dignos ejemplos de admirar.

Entre los españoles que se destacaron en la prestación de servicios estuvo el canario Manuel Suárez Delgado, quien llega a la ciudad de La Habana designado al Regimiento de Infantería de Valencia No. 23. Luego desempeñó diversas responsabilidades, hasta que fue licenciado en 1862 por solicitud propia con diez años de servicios efectivos en el Ejército español.

Se une a los jóvenes que conspiraban contra la metrópolis hispana en la Acera del Louvre. Al iniciarse la Revolución, viaja a Nueva York a impartir instrucciones militares a los cubanos que se preparaban para incorporase a la lucha insurreccional.

Bajo las órdenes del general norteamericano Thomas Jordan, y al frente de los “Rifleros de la Libertad’’, viene en la expedición “Perrit’”. Desembarca en la Bahía de Nipe, el 11 de mayo de 1869. Durante este período fueron embargados sus bienes por su actitud revolucionaria.

Por la capacidad militar manifestada, dos años más tarde es designado en Camagüey como Jefe del Regimiento Caonao, con el cual participó en numerosos combates, entre ellos el de Jimaguayú, donde cae el mayor general Ignacio Agramonte.

Al hacerse cargo el General Máximo Gómez de la jefatura militar del Departamento del Centro, pasó a servir a sus órdenes. Combatió en acciones bélicas importantes como: Palo Seco, el Naranjo, Mojacasabe, Las Guásimas y el asalto a Cascorro, entre otros combates. En febrero de 1875, cruzó la Trocha Júcaro – Morón y se incorporó al contingente invasor del General Gómez.

Las visibles contradicciones en el Ejército Libertador condujeron a actitudes de caudillismo, regionalismo e indisciplinas militares, entre ellas -por sus consecuencias- resaltan las protagonizadas por Vicente García. Acompaña al general Gómez en la conferencia celebrada en Loma de Sevilla con este patriota que negaba la autoridad de Salvador Cisneros como Presidente de la República en Armas.

Entre sus acciones militares más importantes estuvo el ataque a la ciudad de Morón, donde ocuparon provisiones y recursos e incendiaron parte de la ciudad. Escribe el Manual Militar para las tropas Compendio de las ordenanzas y régimen interior de los Cuerpos. Integró el Comité del Centro para negociar la paz del Zanjón.

Al cese de la guerra, establece su residencia en la ciudad de Puerto Príncipe y más tarde en Las Villas. Existe un dato curioso poco conocido de este gran hombre. Durante la Guerra Chiquita en su actuación de agente clandestino del Comité Revolucionario Cubano, actuó bajo el seudónimo de Cuba.                                                                                                                                                                                                                                                          Al reinicio de la contienda libertadora en 1895 fue de los principales protagonistas del Alzamiento de las Villas. Su prestigio revolucionario trae a su lado a veteranos y jóvenes de la sociedad villaclareña.

Por otra parte, se desempeñó en 1896 (febrero – junio) como Jefe del Tercer Cuerpo del Ejército Libertador, que operó en el territorio comprendido entre la trocha de Júcaro a Morón y el río Jobabo. Numerosos criterios han existido sobre su desempeño al respecto, cuando fue destituido el 11 de junio, entre otras causas por su incorporación tardía al Cuartel General y la ausencia del combate de Saratoga.

Coincido con el investigador Avelino Fernández, estudioso del tema, quien refiere que a pesar del conocimiento de las llanuras principeñas, bajo su mando la actividad combativa descendió, debido a la incorrecta concepción de la guerra y su dirección por parte del Consejo de Gobierno y la suya como jefe del Tercer Cuerpo.

Lo anterior no impidió su permanencia en las filas insurrectas, en las que el 31 de diciembre del propio año 1896, el Consejo de Gobierno lo ascendió a General, grado con el que terminó la guerra. Junto con los insurrectos del Tercer Cuerpo del Ejército Libertador de Cuba entró a la ciudad de Puerto Príncipe en noviembre de 1898. Fue de los extranjeros que hicieron suya la patria cubana.

Muere el 3 de enero de 1917 en la ciudad de Camagüey, la que lo acogió como hijo. Acompañaron su sepelio autoridades de la provincia, veteranos, amigos, y el pueblo camagüeyano. Le fueron dedicadas coronas a nombre del Presidente de la República, el Consejo Nacional de Veteranos, los Veteranos de Camagüey, el Gobierno y el Consejo Provincial, entre otros.

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