Camagüey en Panamá
En medio de las luchas por la independencia de la Gran Colombia ocurrió que varios jóvenes salidos de la ciudad de Puerto Príncipe -actual ciudad de Camagüey- dejaron sus comodidades, empleos y familias, para abandonar todo e irse a pelear integrados a los ejércitos liderados por El Libertador Simón Bolívar, quien se batía por la emancipación de los territorios bajo administración española en la Gran Colombia: Venezuela, Ecuador y Perú.
Panamá fue separada de Nueva Granada el 9 de julio de 1831. Pasó al lado de la Gran Colombia. Un coronel venezolano que actuaba bajo las órdenes de Bolívar encaminó el proceso de reintegración a esa nación con la que tanto había luchado contra los “godos” o “chaquetones” españoles. Por allá, varios camagüeyanos anduvieron vistiendo los mismos uniformes. Gaspar Betancourt Cisneros fue uno de esos valientes.
Después de tanto batallar, el Lic. José Agustín Arango y Ramírez contrajo matrimonio con la panameña Tomasa Remón y Soparda, el 19 de marzo de 1836. La pareja tuvo por hijos a Juana, Ricardo y José Agustín, nacido el 24 de febrero de 1841.
Pasados los años, ya abogado, José A. Arango y Remón fue uno de los encabezadores de la “junta revolucionaria”, que contó con apoyo de la oligarquía panameña, a la que se ligaron tropas y agentes yanquis, logrando la separación del istmo de Colombia y proclamando la “independencia” de Panamá el 3 de noviembre de 1903.
Fue un proceso histórico traumático. Todo por el interés de ampliar el canal panameño bajo el oportunismo del Dr. Manuel Amador Guerrero, a quien respaldaron los yanquis. Un gobierno nacional tomó el mando del país. Y tuvo el apoyo de Perú, Nicaragua y Cuba. Finalmente, en 1936, Panamá perdió la soberanía sobre el canal al firmar tratado con los Estados Unidos -lo cual dio paso a nuevas luchas por la recuperación del istmo.
Camagüey, Fidel Castro y Omar Torrijos
En esa época, cobró auge extraordinario el movimiento antimperialista de defensa de la soberanía y por la devolución del canal a manos del pueblo y el gobierno panameño. El período liberador que transcurrió entre los años 1968 – 1978 fue decisivo. El líder nacionalista aliado y defensor del pueblo panameño Omar Torrijos, aceleró el proceso de devolución con la intervención decisiva del Estado.
La Asamblea Nacional de Corregimientos liderada por Torrijos, asumiendo responsabilidad de poder legislativo con pleno respaldo popular, fue decisiva en la lucha. Por fin se rubricó el tratado canalero Torrijos-Carter, el 7 de septiembre de 1977. En el documento se fijó que cesaba la perpetuidad sobre el canal y que el istmo sería devuelto a su verdadero dueño en el 2000, a lo que se añadió la supresión de las más de una decena de bases militares yanquis, entre otros asuntos de interés nacional.
No satisfizo a la contraparte norteamericana tanta audacia de los patriotas y revolucionarios panameños. Menos el desempeño político hacia la izquierda del gobernante Torrijos, que logró que en 1976 Panamá integrara y diera apoyo significativo al Movimiento de Países No Alineados y a otros organismos regionales caribeños.
El 13 de enero de 1976 arribó en visita oficial a Camagüey el comandante Omar Torrijos Herrera. El pueblo agramontino salió a recibirlo y a saludarlo a su llegada al aeropuerto internacional “Ignacio Agramonte” de la capital camagüeyana. Simpatizaba con sus anhelos patrióticos y por su defensa de la soberanía panameña; por su desafío a los yanquis.
Torrijos lució carismático sobre el yeep en que realizó el recorrido por nuestras calles, iba al lado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Los dos vestían uniformes verde olivo. Fidel iba con gorra, como fue tradicional en él; Torrijos, con sombrero. Carteles y banderas de Cuba y Panamá a cada lado de la avenida Finlay y por todo el trayecto. Luego fue llevado a visitar el Central Panamá, en el municipio de Vertientes. Torrijos quedó en el corazón del Camagüey. El periódico provincial Adelante recogió las incidencias del recorrido. Quedó en la memoria histórica camagüeyana el amigo de Fidel y de Cuba.
Fue doloroso saber, el 31 de julio de 1981, que el avión en que realizaba un viaje por el territorio de Panamá se estrellara. Viajaba el general en compañía de otros compañeros de su equipo. Panamá lo lloró y gran parte de Latinoamérica, que vio en él esperanzas del renacer de Panamá, y también de una parte del continente.