Amalia Simoni, una patriota camagüeyana que debemos recordar siempre

Foto: Archivo OHCC
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Existen huellas que ni la desaparición física puede borrar. Los méritos, las historias y las anécdotas trascienden de generación en generación; y en cada una, está la oportunidad para los historiadores de desentrañar esencias inolvidables.

Las referencias de Amalia Simoni llegan generalmente acompañadas de su relación con Ignacio Agramonte, paradigma de los cubanos quien con solo 33 años dejó un imperecedero ejemplo de carácter, valor, pensamiento, cultura, patriotismo, pasión y acción político – militar.

¿Culpables? Diversas son las respuestas. La literatura de campaña sobre el siglo XIX que, escrita por hombres y en correspondencia con la mentalidad propia del periodo, invisibiliza la presencia de las mujeres en las gestas libertadoras, o las reduce al rol de enfermeras y compañeras de patriotas.

La tendencia de algunos historiadores del siglo XX que estudian pocos ejemplos femeninos, y reiteran la postura de las esposas anegadas, madres de grandes patriotas o las mujeres que en campañas curan, en el exilio y ciudades, cosen uniformes y banderas, y en ocasiones sirven de confidentes.

Amalia Simoni Argilagos corre similar suerte entre los estudios históricos nacionales y hasta locales. “La esposa de El Mayor” queda sumergida en esa condición, sin importar que el testimonio de su vida recuerda a la cubana que en una postura de intransigencia frente a la solicitud del general español Ramón Fajardo Izquierdo prefiere que le corten la mano antes de escribir a Ignacio que traicione su causa.

Y, por otra parte, en su correspondencia íntima, se prescinde de la actitud de la patriota que más que llamar a la prudencia a su amado, por beneficio personal como madre y esposa, implora: «Además, por interés de Cuba debes ser más prudente, exponer menos un brazo y una inteligencia de que necesitan tanto…».

Numerosos ejemplos, no por conocidos, dejan de ser ilustrativos. Su actitud en el exilio en apoyo a la Revolución del ´95 -la carta a José Martí lo demuestra-, la negativa a cobrar pensión como viuda, y el orgullo cuando izó la bandera cubana en el Ayuntamiento de Puerto Príncipe el 20 de mayo de 1902, al nacer la República.

Por eso, la patriota y cubana que la muerte sorprende a los 76 años en su residencia de El Vedado, en La Habana, el 23 de enero de 1918, en compañía de sus hijos Ignacio Eduardo Agramonte “El mambisito” y de Herminia Agramonte, no debe encasillarse en un arquetipo exclusivo de esposa.

En los testamentos del 17 de junio de 1882, en New York, y el del 12 de junio de 1912 en Cuba -referencia expresada por el historiador Gustavo Sed Nieves– manifiesta la voluntad de ser enterrada en el panteón familiar junto con su padre, y cerca de su amado esposo, deseo que se hace realidad el 1ro de diciembre de 1991, cuando se cumplen 123 años de la salida de la patriota desde Camagüey hacia la manigua insurrecta.

Una coincidencia histórica hace que el cortejo fúnebre acompañado por descendientes de la familia, funcionarios locales y nacionales junto a Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, parta desde el aeropuerto que lleva el nombre de Ignacio Agramonte hasta la Casa Natal del prócer camagüeyano donde más de cien mil camagüeyanos que se sumaron a la peregrinación hasta el Cementerio General le rindieron homenaje póstumo.

Ese mismo día, quedó inaugurada con diversos usos culturales y sociales la antigua residencia de la familia, que actualmente es el Museo Provincial Quinta Simoni y ostenta la condición de Monumento Nacional. En aquella ocasión, también fue recibida una donación de más de 20 cartas dirigidas por Ignacio a Amalia, y otros documentos de gran valor que conservaba la familia de Oscar Betancourt Agramonte, nieto de la pareja.

Hoy, con las obras que acomete la Oficina del Historiador de la Ciudad, el panteón familiar Simoni – Argilagos recuperó sus valores artísticos y arquitectónicos. A la vez, invita a visitar el Centro de Interpretación del Cementerio General de Camagüey, para aprender más de esa excelsa patriota camagüeyana.

Fuentes:

– Martínez, R y Pérez, A (2008). Amalia Simoni. Una vida oculta.

– Álvarez, L y Sed, G (2021). El Camagüey en Martí.

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