Este 24 de febrero, la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey llega a sus 26 años de creada. Esta fecha marca además el primer aniversario de los tres proyectos más recientes de la institución: el Museo Ferroviario, el Centro de Interpretación del Patrimonio Funerario y el Aula Inteligente.
Durante los primeros 365 días de labor, los nacientes colectivos pusieron a prueba su capacidad de resiliencia, pues la situación energética vivida a nivel nacional durante 2022, puso retos extras al cumplimiento de lo planificado teniendo en cuenta la apuesta de estos proyectos por las tecnologías de la información y la comunicación.
No obstante esos contratiempos, cumplieron con su cometido social y pusieron en práctica nuevas iniciativas. También sirvieron de apoyo a otros empeños como el de las Aulas Patrimoniales y el de los recorridos de verano.
Los novedosos montajes museográficos del Centro de Interpretación del Cementerio y el Museo Ferroviario, así como las modernas formas de interacción con los visitantes, fueron atractivos que conquistaron tanto a personas de todas las edades como al público más especializado.
“Hemos recibido un público muy variado, tanto personalidades como público en general y especializado, que incluso se han trasladado desde otras provincias para visitarnos. También hemos trabajado mucho con el gremio de los ferroviarios, personas mayores y niños de las escuelas aledañas. En su gran mayoría se han ido con buen criterio y eso lo vemos como un gran logro”, comenta Cristina Portuondo Méndez, directora del Museo Ferroviario.
Por otra parte, Arisleida Ruffing Linares, especialista principal del Centro de Interpretación del Patrimonio Funerario considera que “este ha sido un año de mucho trabajo y muchos logros, pero todavía no estamos satisfechos porque nos falta que vayan muchas más personas y se interesen por el valor que tiene el Cementerio, que no es solo histórico, sino arquitectónico y artístico.”
El Aula Inteligente no fue menos. Si bien tuvo un inicio más lento en cuanto a usos, el lugar se convirtió en un sitio de visita recurrente de niños para la realización de diversos talleres. Además, sirvió de escenario para presentaciones de proyectos, reuniones de trabajo y conferencias.
“Durante el primer trimestre, el Aula estuvo prácticamente vacía por el temor que tenía la gente a usar esta tecnología. Sin embargo, luego de una iniciativa de conjunto con la galería Fidelio Ponce de traer a niños de la escuela Martha Abreu para un taller de dibujo, los trabajadores de la institución vieron las potencialidades que tiene el lugar y su utilización comenzó a ser mucho mayor”, explica Marcos Pérez Doimeadios, informático del Aula Inteligente.
El reto para este 2023 es grande. Pero ahora los colectivos cuentan con mayor experiencia a partir de la interacción con el público, la fidelización de usuarios que aprovechan las nuevas tecnologías para conocer más sobre el patrimonio agramontino, el crecimiento profesional de sus miembros y la siempre creciente aspiración de contribuir a que la Oficina del Historiador cumpla con la noble misión que le fue encomendada hace ya 26 años.