99 años de la unión entre Julio Antonio Mella y Olivia Zaldívar Freyre

Foto: Cortesía de la autora
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El 19 de julio de 1924, Julio Antonio Mella y Olivia Zaldívar unieron sus vidas ante el notario en el Juzgado Municipal del Norte, La Habana. Escogieron la ciudad de Camagüey para su luna de miel, en el reparto La Vigía, específicamente la residencia familiar de Olivín. La belleza de las orquídeas fue testigo del idilio.

El matrimonio afrontó serias dificultades, oposiciones familiares, pero Olivia Zaldívar con su carácter determinado eligió estar junto a su único esposo: Julio Antonio.

En México

Los investigadores Adys Cupull y Froilán González sostienen que Olivia junto a Nicanor, padre de Mella, viajan a México. Momento de felicidad plena para ambos. El primer futo de su amor, una niña. Muere al nacer. Su situación precaria a consecuencia de los gastos del parto, condicionó que la niña fuera colocada en una caja de cartón y saltando las verjas del cementerio Dolores a altas horas de la noche arrojaron el féretro. (Capul, A. y González, F. p.25).

Ambos sufrieron prisión, por una manifestación de protesta por la injusta condena impuesta por los Estados Unidos a los obreros italianos Nicolás Sacco y Bartolomeo Vanzetti.

Legado

Olivín volvió a concebir una niña. La situación económica continúa contraria. Natasha es el nombre escogido.

Compartían el apartamento con otros refugiados venezolanos, Carlos Aponte y Bartolomé Ferrer. Grandes eran las escaseces mientras el bebé estaba en camino.

Natasha, la felicidad de sus padres, abrió sus ojos el 19 de agosto de 1927. Su cuna, una tapa de una maleta de madera. Las necesidades la impulsan a Cuba.

Mella le escribe a su Olivín

Mi querida Olivín:

No sabes cómo me encuentro. Un poco más y me llevan para un manicomio o una cárcel. Tus cartas indicaban una contestación mía para decidir y antes de recibirlas decidiste. Cuando ya tenía todo preparado para irme recibo un cable de Rafael en que me decía que tú habías salido para esta: nrw York. Como me pensaba ir ya [había] dejado el trabajo y ahora resulta que llevo una semana sin dinero, sin trabajo, etc. Por una carta de Gustavo parece que tú estás en la Habana.

[…]

Segundo: en esta situación no me es posible permanecer y he de volver a México enseguida. Yo sé bien los compromisos que tengo contraídos, el deber que tengo de mantener a Nachta y a ti, mientras no puedas trabajar. Pero ya sabes vivir aquí me es imposible. No olvides tampoco el aspecto político. En cualquier momento de agitación me expulsarían. En vista de esto es que te decía en carta enviada a México que tu decisión de irte para Camagüey me parece correcta, aunque dolorosa.

Pero más doloroso sería que Nachta se enfermase o tú. No sería una partida muy larga. Hasta que yo me arreglase y pudiese encontrarme entrada extras.

Escríbeme, escríbeme, ¿por qué embarcaste sin decirme nada?

Lamy

El 31 de agosto desde Camagüey, Olivín le escribió a Mella:

¡Cuántas cosas en 1 año!

Mi querido Julio.

Hace varios días recibí una postal tuya, que ahora contesto. Nadie me ha escrito aún de La Habana, además ¡el largo tiempo de espera y mis múltiples angustias me han hecho perder la fe! Veo que nadie me ayuda, bien sé, desde luego que no debo confiar, pero ¿qué quieres? El temor de lanzarme a la aventura con Natasha me sujeta, y continúo esperando desde largo tiempo. Por otro lado, mi situación no ha cambiado nada.

Por esto y por otras causas necesito me envíes un código civil, Comentarios al Derecho Civil de Marco Julio, La Legislación industrial de Gutiérrez Gamero, El derecho procesal y lo que haya de mercantil. No tengo dinero para comprar libros, es más, para la matrícula oficial.

Además necesito que me envíes la partida de nacimiento de Natasha ya transcrita al consulado cubano para que tenga validez, pues la necesito…

Aquí tengo casa y comida, pero perdí las clases y además vegeto; este pobre Camagüey con sus múltiples iglesias, sus tinajones y todo lo que tú conoces, no es más que un lugar donde todo llega tarde, si es que llega, y donde solo se muere.

No pienso vivir solo comiendo y durmiendo. En fin, no quiero vivir comiendo y durmiendo. En fin, no quiero vivir con la esperanza “de eternas esperas”, escríbeme y dime en definitiva qué has hecho, a quienes has escrito con respecto a mí. Que vas a hacer tú.

Veo que mientras más tiempo va pasando, más te alejas y más te ocultas de mí.

Contéstame.

Escríbeme

Saludos.

Olivia Margarita.

Bibliografía

Capull, A, y González, F. (2020) Julio Antonio y Natacha Mella: “Reencuentro al final del camino” . Editorial Ácana.

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