En ella se resumen los más tiernos y fuertes valores de la mujer cubana; supo ser combatiente, madre, amiga, heroína, compañera de trabajo y federada.
En su corazón se concentró el amor a la patria y a los valores más grande del ser humano.
Frank, Fidel y el movimiento 26 de julio marcaron impronta en su vida de cubana ejemplar.
Luego con la luz del primero de enero de 1959, su sueño de dignificar a las féminas y ponerlas a la vanguardia de la Revolución, se hizo realidad al fundar una organización que aglutinó a las federadas cubanas en la magnánima tarea de ser pilar de nuestro sistema social, por el que tanto ella luchó.
En esa trayectoria única de nuestra Vilma Espín todas las generaciones de cubanas hemos jugado el rol que nos corresponde; nuestras abuelas, madres, hermanas y hasta la más joven cantera, son testigos.
Hoy se cumple un año más de su natalicio y con él nuestro compromiso se acrecienta, porque estamos seguras de continuar su legado de victoria y valentía, enarbolando sus sueños en una realidad concreta que se llama: Cuba.


