Juan de Jesús Ciriaco Torres Lasqueti[1] fue de los primeros Venerables Maestros que tuvo la Logia Tínima Nro. 16 que fuera constituida clandestinamente en Puerto Príncipe, en la morada del conspirador Miguel Hinojosa Rodríguez, en la calle Contaduría nro. 67, como se sabe, entidad que respondía al proyecto del Gran Maestro del GOCA[2] Vicente Antonio de Castro y Bermúdez, quien presidiera desde la capital cubana el cuerpo masónico en toda la Isla. Precisamente, según un manuscrito realizado por Lasqueti en este se dejaba precisado que el primer Venerable Maestro lo había sido el principeño de ideas democráticas Manuel Ramón Silva Barbieri[3], a quien había sucedido en el puesto Salvador Escolástico Cisneros Betancourt, y a este Torres Lasqueti debido a la urgente partida de Cisneros a la insurrección en compañía de Ignacio Agramonte Loynaz, en noviembre de 1868.[4]
Menos conocido es que Lasqueti integró la extendida y bien compartimentada red de agentes comunicantes creada por los patriotas Francisco Arredondo Miranda, Salvador Cisneros Betancourt, Ignacio Agramonte Loynaz, el maestro Gregorio López García, entre otros iniciadores de la insurrección, en los días preliminares al alzamiento en el Paso de las Clavellinas del río Saramaguacán, el 4 de noviembre de 1868. Y aunque se afirma que Lasqueti no se incorporó a la lucha resultaría conveniente reflexionarse en torno a la posibilidad efectiva que nuestro agente debió realizar para intentar rebasar las líneas españolas en cumplimiento de alguna que otra tarea de inteligencia en apoyo al mambisado, accionar favorecido por su pleno conocimiento de las salidas y los accesos a la ciudad, así como de los caminos conducentes hasta las quintas ubicadas en el linde de la zona de forrajeo de las guerrillas españolas, donde efectivamente ocurrieron contactos y entregas de recursos entre comunicantes de la ciudad y los insurrectos provenientes del campo insurrecto que dirigía el agente teniente Miguel Betancourt Guerra.
La labor silenciosa librada por Lasqueti mientras ejercía su oficio de contador entre las autoridades civiles y militares en Puerto Príncipe[5] debía exigir de su parte audacia extrema y a no tener equívocos que pusieran en riesgo su vida, dado que como parte de sus acciones de inteligencia estaba el obtener informaciones confidenciales del comandante general del Departamento de Puerto Príncipe Ramón Fajardo Izquierdo, mientras el oficial visitaba la casa de la prestigiosa familia Pichardo Mola.
En tanto salvaría su vida al ser detenido por una patrulla militar junto a dos de sus colaboradores mientras estos eran amenazados de ser fusilados por desobedecer el toque de queda impuesto, en abril de 1870. Aún esos riesgos, nada detuvo a Lasqueti en su accionar por ver a Cuba libre.
Poco después, muy probablemente por informes suyos suministrados al Mayor General Ignacio Agramonte, -desplazado de la finca Mamanayagua a la finca La Yaba-, a las 4.30 am del 20 de julio de 1870 se efectuaría el disparo de las diecisiete granadas del cañón Parrow calibre 24, situado en la finca El Pollo en las afueras de la ciudad, —no tan distante de la casa-quinta de los Barreto sumados a la insurrección—, y en dirección al puesto de mando español en que se refugiaba el gobernador militar Julián de Mena que se hacía acompañar del cuerpo de Policía, del de Voluntarios, las oficinas de Correo, Telégrafos, la Administración Militar, el Auditor de Guerra y otras dependencias del aparato castrense, todos en la iglesia-convento de Nuestra Señora de la Merced de la Real y Militar Orden de la Merced Redentora de los Cautivos; sin embargo los proyectiles no dañarían al templo al producirse el estallido de las granadas mientras sobrevolaban el Teatro Principal, resultados del que dio cuenta Lasqueti al Mayor Agramonte.[6]
Lamentablemente, por haber sido convenientemente bien invisibilizadas otras muchas misiones secretas del agente Grant tal vez nunca sepamos en qué condiciones, qué características tuvieron estas, cuál fue su objetivo. Tampoco nos dejó sus memorias escritas. Tal vez su gran modestia nos haya jugado una mala pasada. No obstante transparentarse su entereza política, su coraje firme y serenidad sin nervios, la inteligencia probada, la cautela y la audacia desafiante, y lealtad absoluta a la patria. A decir verdad, su labor fue exitosa, lo prueba el hecho de haber actuado para la misma causa en dos guerras entre el mismo enemigo, nunca levantar sospechas ni ser descubierto por asedio extremo de los Voluntarios que se hallaban próximo a su casa acuartelados en el hospital San Juan de Dios; tampoco por el espionaje militar colonialista cuyos agentes se desplazaban por la urbe y ocupaban una vieja edificación que servía como Estado Mayor.[7] Menos delatado por los “presentados” de la insurrección ni por los agentes policiales que capitaneaba el odiado Antonio Olarte.[8]
Queremos llamar la atención en el hecho de que Lasqueti no se incorporó a la manigua con las armas en la mano, empero su conocimiento exhaustivo del mando castrense colonialista, de los movimientos de oficiales y clases del Ejército Español, de las salidas y entradas de la ciudad sometidas a reforzamiento de tropas españolas y Voluntarios, de sus cuarteles, puestos de Policía, entre otros lugares subordinados al mando peninsular, prueban que todo le valía para favorecer a los que se batían en la manigua insurrecta.
Pasados aquellos días difíciles, nuestro historiador pasaría los últimos instantes de su vida entre papeles en su oficina a la que acudían amistades para compartir las memorias de las luchas. Aquí abrió Lasqueti la oficina de Colecturía de Capellanías y desde allí conspiró, aquí en compañía de su esposa Concepción Valdés Vizcaíno e hijas Domitila, Elvira y Caridad de las Mercedes Torres Valdés.[9]
En la actualidad la morada tiene su frente a la casa nro. 62 donde residiera el Historiador de la ciudad e Hijo Ilustre de Camagüey Gustavo Adolfo Sed Nieves, curiosidad única en la urbe.
Lasqueti historiador[10] falleció a la edad de 86 años, el 5 de abril de 1900, en esa misma casa nro. 47 en la calle Candelaria[11], que llevan el nro. moderno 55-57-59 de Independencia. De aquí fue llevado su féretro en carruaje fúnebre seguido por el Cuerpo Territorial de Veteranos de la Independencia[12], el Ayuntamiento, el cuerpo masónico, las sociedades fraternales y de instrucción, y el pueblo, hasta el cementerio para su inhumación en modesta tumba cerca del pórtico.[13]
En ese recinto ninguna pieza funeraria dejaría resaltado el sitio, donde merecería que revoloteasen ocasionalmente al viento entre la juventud, pasajes de su digna y ejemplar vida que sacrificara por la patria próspera, soberana, independiente y socialista que disfrutamos hoy.[14]
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[1] Su padre fue el emigrado portugués Joseph Patricio Torres quien contrajo matrimonio con María Lasqueti, natural de la villa de Galicia, de los que no se tienen más datos. Tras vencer estudios elementales en uno de los colegios de primeras letras para varones, -pudo tratarse del Calasancio, El Siglo, el Colegio Cubano o en La Santísima Trinidad, el padre obtuvo su matrícula en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo donde obtuvo el título de Bachiller en Leyes, el 21 de marzo de 1836. Lasqueti se propuso emprender estudios superiores pero por difícil situación económica familiar desistió.
[2] Logia del Gran Oriente de Cuba y de las Antillas.
[3] Gaspar Barreto Argilagos: Testimonio oral. Dirección de Investigaciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, 26 de marzo de 2019. Ante la amenaza de arresto, Silva Barbieri partió a su ingenio La luz a reunirse con varios de los complotados del 68. Agradezco la gentileza del Profesor Titular y Profesor Consultante de la Universidad de Camagüey Dr. Gaspar Barreto Argilagos por su testimonio que viene a enriquecer este artículo.
[4] Dicho documento y el mallete usado por los Venerables Maestros fue entregado en 1925 a la Logia Camagüey, documento en el que se lee la voluntad de Lasqueti porque la pieza quedara por siempre en el Camagüey, por ser testimonio de las sesiones o tenidas realizadas por la masonería patriótica, unas veces en una cueva de la Sierra de Cubitas o en otros abrigos naturales de la región camagüeyana en la Guerra de los Diez Años y en la Guerra de Independencia, en 1895.
[5] Lasqueti desempeñó varias responsabilidades en la administración colonialista, entre otras, oficial supernumerario de Contaduría, desde el 9 de mayo de 1849; comisario de Fortificaciones, desde el 9 de febrero; comisario de la Cárcel Nacional de Puerto Príncipe (construcción provisional de cuatro calabozos en el Ayuntamiento junto al Depósito de Cimarrones), a partir del 24 de marzo; comisario de las Tesorerías Subalternas, en abril; 4to oficial de la Administración de Rentas, desde el 1ro de enero de 1854; 3er oficial, desde el 12 de enero de 1854; designado por el Teniente Gobernador de Puerto Príncipe Rafael Primo de Rivera, secretario de la Junta Jurisdiccional del Censo de Población, desde el 7 de noviembre de 1860; el 1ro de enero de 1862 instructor del sistema de Contabilidad; interventor del convento de Ursulinas de Puerto Príncipe, desde el 1ro de abril de 1864; y Contador por designación del Capitán General de la Isla. (Cr.: Archivo Nacional de Cuba (ANC): Fondo: Gobierno Superior Civil. Legajo 1 130. Expediente nro. 42 972).
[6] Cento Gómez, Elda: De la primera envestida. Correspondencia de Ignacio Agramonte (noviembre 1868 – enero 1871). Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2014. Comunicación a Manuel de Quesada, Arroyo Hondo, 14 de julio de 1869, p. 148; Carta de Gabriel Fortún, Viaya, 17 de julio de 1869, p. 149; Comunicación a Pedro Recio Agramonte, Mamanayagua, 17 de julio de 1869, p. 150 y Comunicación a Rafael Bobadilla, Mamanayagua, 17 de julio de 1869, p. 151.
[7] La edificación fue arrendada al capitán de Voluntarios Bernabé Sánchez Adán y estaba formada por dos cuerpos de viviendas, con planta alta y baja, de gran escalera que se desarrollaba en el zaguán. Estaba enclavada en la calle Mayor nro. 12, haciendo frente a la Audiencia donde permanecía la soldadesca del cuartel de artillería.
[8] Sobre este Jefe de policía recayó gran parte de la responsabilidad en la escolta y conducción del cadáver del Mayor Ignacio hasta el Cementerio General de Puerto Príncipe Agramonte así como en la desaparición de sus restos, el 12 de mayo de 1873.
[9] La solicitud de refacción de la vivienda que presentaran los esposos Francisco Vilches Torres y Domitila de la Caridad Torres Valdés al Ayuntamiento tiene fecha de 1912. La primera referencia documental de la casa alude al 17 de octubre de 1765, cuando fecha en que se hallaba en posesión del señor Francisco Antonio Vizcaíno.
[10] Lasqueti fue autor de la obra de obligatoria consulta Colección de datos históricos-geográficos y estadísticos de Puerto Príncipe y su Jurisdicción la que editara la Imprenta El Retiro, en La Habana, en 1888. La Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey en su Colección Esencias, de Ediciones El Lugareño, en el 2016, publicó con prólogo de la MSc. Elda E. Cento Gómez, la Segunda Edición del valioso texto de Lasqueti.
[11] Biblioteca Provincial de Camagüey “Julio A. Mella”. Hemeroteca: Colección Periódico El Pueblo, 27 de agosto de 1891, nro. 192, p. 2.
[12] Archivo del historiador Gustavo Sed Nieves: Recorte de periódico El Pueblo mostrado al autor de este artículo en la década del 80. Diario autonomista, órgano de la Junta Directiva del Partido Liberal de la Provincia, dirigido por Fabio Freyre y Estrada, 6 de abril de 1900.
[13] Lasqueti fue inhumado próximo al panteón que guarda los resto de dos de los compañeros del patriota independentista Joaquín de Agüero y Agüero fusilados junto a éste por el colonialismo español, en 1851. Más próximo aún al panteón donde fueron inhumados el Dr. José Ramón Simoni Ricardo y su hija Amalia Simoni Argilagos, la esposa idolatrada del Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz.
[14] La Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC) rehabilitó la modesta tumba y aceptó nuestra propuesta de dejar sobre la lápida de granito señalado el nombre y la fecha de nacimiento y muerte del historiador.


