Camagüey volvió a ser protagonista de un suceso inolvidable: el 21 de octubre de 1959 pasó a la historia como un hecho de reafirmación revolucionaria. Hombres y mujeres marcharon junto a Fidel por las principales calles de la ciudad, hasta llegar al otrora regimiento militar “Ignacio Agramonte”, donde Hubert Matos, sin que se derramara una gota de sangre, fue detenido con anterioridad por el Comandante Camilo Cienfuegos.
Hubert Matos quería debilitar la Revolución y entorpecer la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, bajo el manto del anticomunismo, pero Fidel, que estaba al tanto de sus planes, anunció que el Comandante Camilo Cienfuegos recibiría el mando.
Camilo supo de la decisión y se trasladó a Camagüey, donde, incluso Matos seguía dando señales de insubordinación a la Revolución. Según cuenta la historiografía, en la Plaza de los Trabajadores se había convocado un acto para conmemorar un aniversario más del asesinato, por la Manatí Sugar Company, del líder campesino Sabino Pupo. Matos no se personó, aun cuando fue convocado.
Ese 21 de octubre resultó trascendental y una amalgama de hechos acontecieron con la llegada del Señor de la Vanguardia y luego de Fidel Castro. Fidel, al hablar ese día, agradeció la actitud mostrada por el pueblo, al que calificó de leal y revolucionario.
Ese pueblo leal lo describió magistralmente Camilo cuando expresó: “Hombres habrá traidores pero pueblos no, y menos Camagüey.”
Este mensaje lo dirigió a Adelante y este medio de prensa lo publicó el 22 de octubre de 1959. Inolvidables días vivió el Camagüey de principios de la Revolución, pueblo que hoy rememora un suceso que le llena de orgullo.
